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Encienden la esperanza de la joven campesina, indígena y afro

Encienden la esperanza de la joven campesina, indígena y afro

Desde Ciudad Radial, dos religiosas panameñas son las responsables de continuar la obra de la Beata Juana María Condesa.

 

Por Marianne Colmenárez

Caminar por horas, atravesar ríos o montarse en un bote de noche son las travesías por las que estuvieran pasando las ocho jóvenes que en este momento viven en el Hogar Juan María Condesa, bajo el cuidado de las hermanas Esclavas de María Inmaculada.

“Si estuviera estudiando la secundaria, viviendo en la isla, llegaría luego de las 8 de la noche a mi casa, es peligroso porque la marea sube. Los primeros días tenía mucho miedo de dejar mi familia, pero luego comprendí que tenía que hacer sacrificios, acá no corro esos peligros”, asegura Germayori Asprill, estudiante de octavo grado, proveniente de la isla El Gorgas en Bayano.

Para Ofelina González ha sido un privilegio vivir desde hace tres años en este lugar, es la única de ocho hermanos que ha podido salir de Río Piedra en Santa Fé, con el anhelo de convertirse en una profesional.

Ubicado en la calle principal de Ciudad Radial.

 

“Mi papá no tiene recursos para que pudiéramos ir a la escuela, cuando no tenía para los pasajes caminábamos muchas horas. Tengo una hermana con discapacidad y sueño con ayudar a mi familia y también a este hogar”, afirmó.

Así como ellas, son muchas las chicas que han pasado por este lugar ubicado en Ciudad Radial; hoy convertidas en abogadas, enfermeras, educadoras y contadoras, solo  por mencionar algunas profesiones que han elegido.

Tal es el caso de Sara Omi, la primera indígena emberá que se gradúa de abogada, hoy es un referente en la defensa de los derechos de los pueblos originarios.

Calidad y no cantidad

El hogar tiene capacidad para 42 jóvenes, este año se matricularon 12, pero solo ocho comenzaron el año escolar gracias al apoyo que ofrece esta obra dedicada a lo que su fundadora siempre quiso.

Establecer un hogar para aquellas jóvenes, en donde se pudieran promocionar y formar, donde se les amara por sí mismas y pudieran realizarse como mujeres cristianas.

La hermana Vianet Reyna, superiora de la congregación en Panamá, explica que para que una joven pueda ingresar, primeramente, tiene que querer ella y no sus padres, demostrar verdadero interés por los estudios.

Señala que hay familias que viven en extrema pobreza que sí se preocupan por la educación de sus hijas; sin embargo, en otros lugares del campo y las comarcas se  encuentran  con el machismo de aquellos papás que limitan el futuro de sus hijas, les ven solo para tener hijos y atender la casa.

“Al principio estuve triste cuando llamaron para excusarse por no venir a estudiar, pero luego en oración le dije al Señor que si Él quiere que sean solo estas ocho jóvenes, así será, con ellas cumpliremos nuestra misión”, dijo.

 

La oración, la lectura de la Palabra y la Eucaristía forman parte de sus actividades diarias.

 

Aunque las dos religiosas son educadoras, no pudieran encargarse de grupos grandes. Reyna señala que las chicas requieren atención en otras áreas, “vienen con carencias afectivas que deben superar y subsanar”.

 

Desde el terruño que las vio nacer

Transcurría el año 1985, cuando las hoy religiosas Irma Hurtado de la comunidad de  Villabos y Vianet Rey de Ciudad Radial, viajaron juntas a España para iniciar el noviciado.

 

Al provenir de familias sumamente pobres no se les pide ninguna aportación económica.

 

Consagradas como Esclavas de María Inmaculada, cada una ha recorrido en misión por las casas que tiene la congregación tanto en Europa como en América, sin imaginar que años después el Señor las reuniría nuevamente en Panamá.

Actualmente solo ellas dos se encargan de todo el sostenimiento del hogar, el cuidado y acompañamiento de las jóvenes. También realizan trabajo pastoral en las parroquias: Inmaculada Concepción, Nuestra Señora del Carmen, ambas en Juan Díaz y Santa María del Camino en Ciudad Radial.

El Hogar requiere con urgencia una nueva refrigeradora y reparar los armarios. Quienes puedan colaborar, depositen a la cuenta  N° 04-23-16-004954-1 (Banco General) Esclavas de María/Hogar de la Joven Panameña.