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Una Iglesia abierta y comprensiva con la juventud

Una Iglesia abierta y comprensiva con la juventud

Un conversatorio entre jóvenes de las diferentes vicarías de la Arquidiócesis y el padre Justo Rivas, asesor de la Pastoral Juvenil Arquidiocesana, sirvió para despejar dudas sobre el caminar de nuestra Iglesia.

 

Por Karla Díaz

Las realidades de los jóvenes son muchas, variadas y hay que prestarles atención. Sobre todo, dentro de nuestra Iglesia en donde juegan papeles fundamentales, siendo el ahora, en el trabajo evangelizador.

Conscientes de la necesidad de que los muchachos sean escuchados, el arzobispo de Panamá, Monseñor José Domingo Ulloa, quiso realizar una actividad en la cual se lograra un nivel de cercanía especial entre el sacerdote y el joven para que pudieran despejar dudas sobre vocación, espiritualidad y más.

Tomando como ejemplo el documental del papa Francisco, “Amén, Francisco responde”, Monseñor Ulloa planificó, junto a la Pastoral Juvenil Arquidiocesana, un encuentro por medio del cual los muchachos pudieron abrirse y preguntar al padre Justo Rivas sobre distintas temáticas que tienen que ver con nuestra Iglesia.

 

Compartieron con el sacerdote Justo Rivas.

 

Necesitamos ser escuchados

La Iglesia San Felipe Neri del Casco Antiguo fue el punto de encuentro de los muchachos con el padre Justo, y luego de ver el documental, indagaron sobre temas sociales y el papel de los jóvenes en la Iglesia.

Para Angela Ayala, de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe de La Chorrera, este tipo de encuentros les permite a los jóvenes católicos tener una experiencia en la que sienten que la Iglesia abre las puertas a temas que son socialmente difíciles y complicados de hablar.

“Con el padre Justo nos llevamos la reflexión de que Cristo es uno  y que  el amor es un camino en el que todos debemos ir juntos, amar sin  que nos lo pidan, y de esa manera llevar alegría en nuestro corazón, además de poder transmitirla a los jóvenes que nos esperan en nuestras parroquias.

De hecho, el padre, en su intervención, destacó que no hay que tener miedo a escuchar lo nuevo, a tratar de sacar de lo nuevo, algo bueno para la Iglesia. A lo que Fernando, un joven de la parroquia Santa María de Guadalupe de Las Acacias, le preguntó…

 

¿Cómo los jóvenes podemos proponer cambios si las personas mayores en nuestras iglesias se oponen a eso?

 

El sacerdote aseguró que a veces el mundo es “adultocéntrico”, pues son los adultos lo que dan las indicaciones, los que orientan porque tienen la experiencia. Sin embargo, no hay que dejarse, sin entrar en conflicto, porque los jóvenes son capaces de entrar en un mundo en el que no son aceptados.

“El adulto toma en serio al joven cuando ve que es responsable. Esa puede ser una puerta de entrada para dialogar con el adulto, buscando el apoyo mutuo para el bien de la parroquia”.

También habló de sinodalidad. Invitó a que nos animemos a caminar juntos, señalando que la iglesia quiere escucharlos a todos para conseguir la vida eterna para todos y la construcción de una sociedad mejor.

En ese sentido, los jóvenes consultaron si la iglesia brinda acompañamiento psicológico a las personas que se enfrenten a flagelos como drogadicción, ansiedad, depresión, probabilidades de abuso y demás.

A lo que el padre respondió que nuestra iglesia tiene opciones como el Centro San Juan Pablo II, pero que urge que en la vicarías o parroquias se tomen iniciativas para brindar más acompañamiento a las personas que así lo necesiten.

El padre Justo finalizó el encuentro contando a todos su sueño de pastoral Juvenil, que es contar con comunidades juveniles que fecunden sus comunidades parroquiales, no dentro del templo, sino que sean capaces de salir en búsqueda de los jóvenes que están alejados.

“Los jóvenes más fecundos para el evangelio no son los del grupo de confirmación, sino los que están metidos en su casa, en sus barrios, con tristeza en sus corazones porque no han conocido el amor de Jesucristo”, puntualizó el sacerdote.