Marlenis Yángüez
Entre los mayores cuestionamientos que recibimos los católicos de los protestantes es: ¿Por qué nosotros en el Rosario repetimos oraciones, si en la Biblia, Jesús prohibió las vanas repeticiones al orar?
Sin embargo, cuando Jesús dice en el Evangelio (Mateo 6,7) que no se hable tanto en la oración, se refiere a los paganos que creen que por hacer tanta palabrería van a ser escuchados. El rechazo no es a «repetir palabras», sino al hacerlo sin sentido interior y profundo, pensando que la fuerza está en la repetición de palabras, como lo haría un pagano.
Jesús expresa la necesidad de orar con el corazón.
Uno de los momentos más importantes en la vida de Nuestro Señor Jesucristo es en la oración del Huerto de Getsemaní, pues Él sabía que había llegado la hora de entregarse para salvación del hombre. Dice el Evangelio que Jesús: «Se alejó de nuevo a orar, repitiendo las mismas palabras tres veces», (Mc 14,39).
Si Jesucristo oró «repitiendo las mismas palabras», entonces también nosotros lo podemos hacer.
De igual manera encontramos varios salmos de la Biblia que son oraciones que se van repitiendo cada dos o tres versículos. Eso era algo muy común en la Biblia. Por ejemplo: el salmo 29 repite: «Voz de Yahvé”; el salmo 46 repite: «Con nosotros Yahvé rey de los ejércitos»; el salmo 80 repite: «Oh Dios haznos volver» y el salmo 107 repite: «Den gracias a Yahvé».
En conclusión, Jesús expresa la necesidad de orar con el corazón, viviendo cada palabra y poniéndola en práctica; no simplemente repetir por repetir sin sentir nada interiormente.
El rechazo no es a «repetir palabras», sino al hacerlo sin sentido interior y profundo.