Vigilar qué hacen los muchachos en las redes sociales e internet 

Vigilar qué hacen los muchachos en las redes sociales e internet 

En Guatemala, un colegio adquirió un acceso pirata a internet que no estaba bajo los controles de una empresa tradicional. Sin saberlo, este sería el primer paso a una verdadera odisea, una situación que estuvo a punto de escapársele de las manos a docentes y adminiastrativos. 

Resulta que los proveedores de este internet que era 100% rápido y optimizado, formaban una red de secuestradores que buscaban adolescentes para venderlos a un asiático que pagó mucho dinero. 

Pero, ¿cómo logró hacer esto? Resulta que dieron accesos piratas de internet a los estudiantes, con lo cual los estudiantes entra- ron a redes sociales y aceptaron “amistad” con personas que se hacían pasar por sacerdotes, religiosas, personas famosas. 

Al hacer “click” y aceptar la amistad, los estudiantes abrieron un abanico de posibilidades que los involucrarían más y más en situaciones riesgosas. 

Por fortuna una profesora que tomaba en Guatemala un seminario con Clemente De León, Perito Forense Digital, identificó en sus estudiantes una serie de códigos que usaban al escribir en las redes sociales, y eso la alertó para avisar que algo estaba pasa- do y, en efecto, sucedió que estaban a unos pasos de perder a un grupo de estudiantes que iban a ser secuestrados. 

Francisco, el Hacker de Dios 

Clemente De León es psicólogo clínico, escritor del libro “Francisco, el Hacker de Dios”, en el cual a la luz de las enseñanzas del Santo Padre ilustra cómo la parroquia y la familia pueden estar alertas ante los peligros de las redes sociales. 

Se trata de un libro que nos permite entender la fenomenología del mundo virtual y sus consecuencias en la pastoral juvenil o familiar, desde la óptica de la parroquia. 

De León, quien es oriundo de Pocrí en la diócesis de Penonomé, está casado y tiene dos hijos, lleva 30 años viviendo en Guatemala, lugar donde trabaja como Perito Forense Digital, empleo que le ha permitido conocer ca- sos sorprendentes en materia de delitos cuyo inicio puede estar en seguir a una cuenta ficticia. 

Ataques cibernéticos 

La ciberguerra no es una cuestión de películas de ciencia ficción, pero lo parece. Batallones de cientos de miles de crackers de ejércitos reales emprenden diariamente ataques contra gobiernos, bancos, Facebook, Google, el pentágono o la hidroeléctrica que lleva agua y luz hasta tu casa. 

La pastoral ya no puede ser indiferente ante los nuevos sufrimientos del mundo virtual. La parroquia, ante los peligros de las redes sociales, requiere de un nuevo liderazgo, el digital. 

Por tal razón, el Papa Francisco, hace un llamado urgente para que tomemos conciencia de que el cibercrimen no solo puede atacar nuestras laptops, cuentas bancarias y correos electrónicos, sino que también es capaz de lastimar emocional o espiritualmente el corazón de nuestros hijos y parroquianos en general 

Referentes 

En Guatemala, Clemente De León trabaja un proyecto denominado Pastoral Pro Internet Seguro. 

En Panamá, a través del Colegio La Salle, se desarrollan conferencias y charlas dirigidas a niños, jóvenes e incluso adultos, sin importar su fe. 

De León lleva 20 años atendiendo a jóvenes que han sufrido problemas a consecuencia de su acercamiento a las redes o internet. 

Destaca que los problemas que antes eran comunes sin la presencia de las redes sociales, se han trasladado al teléfono móvil. Las peleas, los romances y los problemas entre algunas amista- des generan mucho más conflicto que si ocurriese fuera de ellas. 

Los catequistas no pueden saber si sus niños o jóvenes son víctimas de Ciber Bullying, acosos y otras situaciones peligrosas. 

Existen tribus, legiones y organizaciones digitales que desarrollan páginas para atacar, secuestrar, matar o incluso extraer órganos para su venta posterior, o vender personas para prostitución. 

Un Cyber-suicidio, por ejemplo, es algo que encontramos en páginas de internet donde se dan detalles precisos para -mediante un reto o simples consejos- la persona se quite la vida de la “mejor manera”, promoviendo que se trata de una gran hazaña. 

Casos como la ballena azul son realidades que han llevado a cientos de jóvenes a quitarse la vida, siendo parte de un mundo que sólo busca hacer daño a los más vulnerables, ¿cómo nos damos cuenta de esto? ¿Qué está sucediendo? 

Alex Neumann, consultor de tecnología destacó que en Panamá, desafortunadamente, algunos casos por vergüenza o pena no se han dado a conocer, pero es necesario educar para que las personas sepan cómo usar las redes sociales con buena voluntad, porque sus consecuencias están de la mano de la persona que las utiliza. 

“Lo a que simple vista vemos en las redes sociales es como un espejo amplificado de lo que nosotros somos, tenemos que examinarnos de lo que estamos haciendo por el buen uso de estos espacios”, explica. 

“No tomemos informaciones como ciertas si antes no las hemos confirmado, difundir las informaciones con prueba de lo que realmente es cierto es nuestra tarea, compartamos la información junto con la referencia, esto no nos cuesta nada y dice más de nuestro actuar”, enfatizó Neumann. 

Llamado a los profesionales 

Clemente De León por su parte, señala que es importante que los nuevos psicólogos y sociólogos reciban formación debida para atender estos casos que se presentan hoy. 

Por ejemplo, hay niños y jóvenes que por tomarse una foto desnudo, que luego aparece en pueden controlar, y con las que tendrán que vivir. 

“No depende solo de la psicología, sino de trabajadores sociales y peritos digitales que brinden la asesoría para resolver estos casos y ayudar a las víctimas en su redes sociales, sufren una serie tratamiento de una mejor manera”, puntualizó.