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¿Vino nuevo en odres viejos?

¿Vino nuevo en odres viejos?

Desde hace varios quinquenios se ha venido planteando, sin concretarse, la urgente necesidad de un nuevo pacto social que acompañe la refundación del Estado, bajo la figura de una Constituyente. La Concertación Nacional para el Desarrollo, envió al Ejecutivo un proyecto de reformas y el Ejecutivo lo pasó a la Asamblea, tal cual, sin cambios, con la finalidad de utilizar uno de los métodos que la constitución prevé para reformarse.

El alcance de las reformas que presentó la Comisión de la Concertación, se redujo a los títulos referidos a los aspectos de la naturaleza y la relación entre los poderes del Estado, y muy poco más. El Ejecutivo nacional, por voz del presidente, y desde la campaña electoral, expresó que las reformas serían puntuales y que él no era partidario de otras propuestas de cambios más integrales al pacto constitucional.

Por otra parte, del proceso de consultas sobre las reformas, han emergido con fuerza otros temas, particularmente referidos a descentralización y gestión del territorio, régimen ecológico y diversos temas de aspectos de derechos fundamentales: salud y educación.

Los asesores políticos y económicos del Ejecutivo saben que la luna de miel del nuevo gobiernosociedad está por terminar y la recuperación económica y laboral es muy frágil. Con la vista puesta en el corto plazo, el Ejecutivo desea atender las demandas de una economía pública de grandes amenazas: el desequilibrio presupuestal heredado y el manejo del ahorro nacional de los fondos de la Caja del Seguro Social- que será uno de los temas más espinosos de

su mandato.

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