“Vivir en cualquier estado de vida como Dios manda, implica compromiso”, Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, OSA.

“Vivir en cualquier estado de vida como Dios manda, implica compromiso”, Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, OSA.

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Hoy la Iglesia celebra la memoria litúrgica de San Maximiliano Kolbe, que como bien recordó el Arzobispo de Panamá, Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, fue arrestado por la Gestapo en 1941 y murió en el campo de concentración de Auschwitz, ese mismo año durante la Segunda Guerra Mundial.

Monseñor Ulloa relató en su homilía, que San Maximiliano ofreció su vida en lugar de otro prisionero compatriota, casado y padre de familia, que había sido condenado al búnker del hambre, como castigo de los nazis para penalizar a algunos de los reos tras la fuga de uno de ellos.

Cuando un oficial nazi le preguntó por qué lo hacía, Kolbe contestó: «porque soy un sacerdote católico». Kolbe murió de inanición en su celda, convertida hoy en lugar de peregrinación, y su ejemplar sacrificio se divulgó por todo el mundo. Fue beatificado por Pablo VI en 1971 y canonizado por Juan Pablo II en 1982.

San Maximiliano siempre predicaba, ser santo es lo más sencillo y fácil, y escribía sobre un pizarrón su fórmula de Santidad: v = V= S, La v minúscula simboliza nuestra voluntad. La V mayúscula es la voluntad de Dios. 

Al iniciar su reflexión sobre el evangelio de hoy: dos grandes enseñanzas: una sobre la vida celibataria y la otra sobre el matrimonio, y vivir en cualquier estado de vida como Dios manda, implica compromiso. 

Dijo que las circunstancias cambian y los humanos tratamos de ajustarnos, y de una manera u otra, ninguno de nosotros llega a cumplir el ideal de Dios y de vez en cuando todos le fallamos a Dios, a nuestro esposo o esposa o a nuestra comunidad; pero esto no significa que hayamos escogido una vocación incorrecta. 

Fue claro al señalar que simplemente significa que nos hemos olvidado momentáneamente, que dependemos de la abundancia de la gracia de Dios, y advirtió que la fidelidad en el matrimonio o la soltería solamente es posible porque Dios es fiel: a guiarnos, a sostenernos y a perdonarnos.

“Te invito hoy, hermano, hermana, a que pienses en tu vocación, y dale gracias a Dios por la vida que te ha dado; agradécele también por ser fiel mientras tú te esfuerzas por vivir ese llamado”, expresó.

También exhorto para pedir que Dios nos muestre una forma práctica en la que podamos expresar nuestra fidelidad: “Envíale una nota de ánimo y amor a tu esposo o esposa; o hacer un gesto de apoyo a un sacerdote o a una religiosa que está pasando por un mal momento”.

“Tal vez Dios te muestre algo que puedes hacer o no hacer porque no has llegado al punto de un compromiso permanente. Sea lo que sea, ¡alégrate y hazlo!”, acotó

A continuación, el texto completo de la Homilía de Monseñor Ulloa desde la Capilla del Seminario Mayor San José.

Homilía semana XIX 14 de agosto

San Maximiliano Kolbe

La historia de este gran cristiano, a quien recordamos hoy es muy interesante: vivió en un campo de concentración de Auschwitz.  Un día se fugó un preso. La ley de los alemanes era que por cada preso que se fugara del campo de concentración, tenían que morir diez de sus compañeros. Hicieron el sorteo 1-2-3-4…9…10 y al que le iba correspondiendo el número 10 era puesto aparte para echarlo a un sótano a morirse de hambre. De pronto al oírse un 10, el hombre a quien le correspondió ese número dio un grito y exclamó: «Dios mío, yo tengo esposa e hijos. ¿Quién los va a cuidar?».

En ese momento el padre Kolbe dice al oficial: «Yo me ofrezco para reemplazar al compañero que ha sido señalado para morir de hambre».

El oficial le responde: ¿Y por qué?

– Es que él tiene esposa e hijos que lo necesitan. En cambio, yo soy soltero y solo, y nadie me necesita. La oficial duda un momento y enseguida responde: Aceptado.

Y el prisionero Kolbe es llevado con sus otros 9 compañeros a morirse de hambre en un subterráneo. Aquellos tenebrosos días son de angustias y agonías continuas. El santo sacerdote anima a los demás y reza con ellos. Poco a poco van muriendo los demás. Y al final después de bastantes días, solamente queda él con vida. Como los guardias necesitan ese local para otros presos que están llegando, le ponen una inyección de cianuro y lo matan. Era el 14 de agosto de 1941.

San Maximiliano siempre predicaba, ser santo es lo más sencillo y fácil, y escribía sobre un pizarrón su fórmula de Santidad: v = V= S, La v minúscula simboliza nuestra voluntad. La V mayúscula es la voluntad de Dios.

Cuando estas voluntades chocan, es el dolor, el sufrimiento. Cuando estas dos voluntades se identifican, cuando nuestra voluntad se identifica con la de Dios, es la santidad, es la paz del corazón.

Al escuchar esta conversación, sus discípulos reaccionaron de una manera honesta y comprensible: Si es tan difícil, tal vez sería mejor no casarse. El Señor los miró sonriendo con pesar.

En este pasaje de Jesús hay dos grandes enseñanzas: una sobre la vida celibataria y la otra sobre el matrimonio.

¿Piensan ustedes que es más fácil hacer un compromiso de permanecer soltero? ¡Claro que no! Tampoco es fácil vivir soltero sin renunciar a la posibilidad de casarse.

La verdad es que vivir, en cualquier estado de vida, como Dios lo mandó implica compromiso.

Las circunstancias cambian y los humanos tratamos de ajustarnos. De una manera u otra, ninguno de nosotros llega a cumplir el ideal de Dios y de vez en cuando todos le fallamos a Dios, a nuestro esposo o esposa o a nuestra comunidad; pero esto no significa que hayamos escogido una vocación incorrecta.

Simplemente significa que nos hemos olvidado momentáneamente que dependemos de la abundancia de la gracia de Dios. La fidelidad en el matrimonio o la soltería, solamente, es posible porque Dios es fiel: a guiarnos, a sostenernos y a perdonarnos.

Dice el Salmo 136 (135): “Su amor es eterno.” Dios lo expresa de muchas formas diferentes en momentos distintos, pero él siempre es fiel. Su misericordia inagotable es lo que necesitamos para ser fieles.

Te invito hoy, hermano, hermana, a que pienses en tu vocación. Dale gracias a Dios por la vida que te ha dado. Agradécele también por ser fiel mientras tú te esfuerzas por vivir ese llamado.

Luego pídele que te muestre una forma práctica en la que puedes expresar tu fidelidad. Tal vez enviarle una nota de ánimo y amor a tu esposo o esposa; o hacer un gesto de apoyo a un sacerdote o a una religiosa que está pasando por un mal momento.

Tal vez Dios te muestre algo que puedes hacer o no hacer porque no has llegado al punto de un compromiso permanente. Sea lo que sea, ¡alégrate y hazlo!

“Padre, gracias por tu fidelidad y por permitirme vivir una vocación noble y celestial”.

 PANAMÁ, acatemos las normas que nuestras autoridades han implementado. Por ti, por los tuyos, por Panamá -Quédate en casa.

† JOSÉ DOMINGO ULLOA MENDIETA, O.S.A.

ARZOBISPO METROPOLITANO DE PANAMÁ