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Voluntarios al servicio de la niñez

Voluntarios al servicio de la niñez

Karla Olivares y Alexandra Barría recientemente compartieron en la entrega de juguetes de la Campaña Cinco Mil Sonrisas, realizada en las comunidades de Tamarindo, Pixbae y Coredo  en la zona misionera de Santa Fe.

Karla con 22 años de edad, tiene un hermano menor de 17 años y vive con sus padres. Reciente-mente se graduó de socióloga en la universidad, vive en la ciudad de Panamá y es la primera vez que participa en esta campaña.

Ella segura que desde muy pequeña,  su mamá le inculcó el ver-dadero significado de la Navidad,  que es dar y ayudar a los que más necesitan. “Siempre nos hemos reunido en diciembre para donar o brindar cualquier tipo de ayuda a los que más lo necesiten;  escogemos este mes porque es el único en donde nos podemos poner de acuerdo en horarios para participar de esta actividad”, dijo También recalca que todos los diciembre cada uno escoge una persona en específico,  que ha conocido, y el 24 le llevan  comida a su casa. Por su parte, Alexandra Barría tiene 22 años, dos hermanos pequeños y una hermana más gran-e; se graduó de Medicina en la Universidad Latina.  Asegura que siempre ha tratado de sacar tiempo para hacer labor social porque para ella,  ésta es un época donde muchos niños no tienen el privilegio de contar con un regalo.

Experiencias de vida

Nos comenta Karla que, es inexplicable lo que se siente al hacer este tipo de obras donde se experimenta un sentimiento de satis-acción y al mismo tiempo es una bendición poder ayudar a muchas personas con un detalle aunque sea pequeño.

Por su parte Alexandra cuenta que,  le da mucha satisfacción, alegría y plenitud el poder apoyar en este tipo de proyectos donde se logra ver la sonrisa de un niño, que con algo tan pequeño despierta, en el silencioso mundo de su niñez.

“Definitivamente no hay un motivo específico para ser parte de este proyecto;  me llamó la atención que el mismo está enfocado a comunidades que jamás había escuchado. Quisiera seguir estando en contacto con el equipo que brinda esta maravillosa experiencia de fe y alegría en los niños”, dijo.

Mientras tanto, Alexandra destaca que su mayor motivación es que los niños en estas comunidades tienen el placer de disfrutar de sus juguetes y sentirse amados en este mes. “Invito a muchas más personas a replicar en sus parroquias y comunidades cercanas experiencias como esta, estoy segura que no se arrepentirán nunca”, acotó Alexandra.

No importa la cantidad, si lo ha-ces con el corazón, hará un cambio muy grande; cuando das de ti, es cuando más estás dando. “El espíritu de un voluntario es invaluable, pero se llega a entender un poco más, una vez realices la labor social”, puntualizaron.