Fue su guía espiritual en momentos de paz y en momentos de caos. El teniente coronel Monseñor Guillermo Tejada Martínez fue despedido con los máximos honores, que puede otorgar el Benemérito Cuerpo de Bomberos.
Monseñor Tejada fue por muchos años su capellán, función que empezó a ejercer en 1964. La emoción, el agradecimiento y las lágrimas eran evidentes; los bomberos le hicieron guardia de honor ante a su féretro de color blanco, el cual era cubierto por la bandera de esta institución, reposando también sobre la enseña, el casco que usó en los actos que así lo ameritaban.
La Misa fue celebrada en la estación Ricardo Arango (sede principal), ubicada en avenida Cuba y Calle 28 Este, y fue presidida por el P. Rafael Siu, quien recordó su vida y obra.
“Muchas veces nos dimos cuenta del amor a su fe y a su vocación… compartió con muchos. Hay tantos recuerdos bonitos, pero en medio de todo, había amor y sacrificio y eso es lo que hoy vivimos y experimentamos en este encuentro”, afirmó.
También destacó su espíritu desprendido que le hacía brindarle ayuda a quienes se acercaban a la Catedral, donde fue rector.
La Eucaristía estuvo marcada por acentos folclóricos en las canciones, y al finalizar la misma se leyeron las resoluciones, momento que fue propicio para anunciar su ascenso póstumo a grado de Coronel.
Seguidamente las melodías se tornaron solemnes y las trompetas entonaron en solitario la pieza el Toque del Silencio. Las gaitas escocesas interpretaron el canto espiritual Amazing Grace, uniéndose después la Banda de los Bomberos, cuando el cuerpo de Monseñor Tejada era llevado hasta la carroza fúnebre. En ese momento, las sirenas de los carros bombas se encendieron, para despedir a quien por muchos años le dio la bendición a todos los bomberos, cada vez que partían para apagar un incendio.