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Aliviaron el hambre y sanaron heridas de los migrantes que pasaron por Pacora

Aliviaron el hambre y sanaron heridas de los migrantes que pasaron por Pacora

Frente al cierre total de vías en Panamá, miles de hombres, mujeres y niños de distintas nacionalidades atravesaron el puente del Río Pacora, decididos a seguir su camino hacia los Estados Unidos.

 

Por Marianne Colmenárez

“Había caído un fuerte aguacero y sobre el puente del Río Pacora estaban allí los migrantes, bajo un sol inclemente, muchos deshidratados, enfermos, con fiebre, vómitos y diarrea, los pies totalmente lacerados luego de su paso por la selva del Darién”, manifiesta la docente panameña María Cristina Serrano, habitante del corregimiento Las Garzas de Pacora.

A Serrano solo le bastó ver en ese mismo lugar, a un niño que lloraba desesperado del hambre, sabía que como cristianos, ella y sus hermanos de la comunidad, debían responder frente a esa necesidad.

Como directora del Centro Educativo San Oscar Romero habilitó unos salones para acoger en ese primer momento a tres familias que presentaban cansancio, heridas muy severas y niños deshidratados.

Laicos comprometidos se unieron para servir al prójimo como buenos samaritanos.

“Con el visto bueno del padre Jorge Rivera, delegado episcopal de los colegios de la Arquidiócesis de Panamá y del sacerdote José Arturo López, párroco de la Iglesia Virgen de Guadalupe, nos unimos varios fieles de la comunidad para ofrecer totalmente gratis un buen plato de comida, agua, medicinas y ropa a quienes veíamos en peores circunstancias”, dijo.

A pesar de que los habitantes del corregimiento también pasan penurias producto de los cierres de las carreteras y del desabastecimiento, pudieron brindar por dos semanas un lugar para reconfortarse.

“Se recuperaba un grupo de migrantes, se iban y luego llegaban otros”, afirmó la directora.

 

Flujo migratorio

Según datos de Médicos sin Fronteras, para inicios del mes de noviembre, se encontraban represados en Panamá más de 8 mil migrantes, debido a las movilizaciones sociales desarrolladas en las carreteras del país.

Alberto Agrazal, promotor social de Fe y Alegría asegura que la gran mayoría de esa población retenida en las Estaciones Temporales de Recepción Migratoria de Lajas Blancas y San Vicente, también en las comunidades indígenas de Canaán Membrillo y Bajo Chiquito, se vio obligada a seguir su camino a pie.

Por esta razón, al pasar por Pacora se veían exhaustos y muy afectados. Desde Fe y Alegría realizaron un monitoreo de la situación desde que cerraron el puente hasta que la vía se reabrió.

 

Los migrantes también fueron afectados por los gases lacrimógenos que lanzaron indiscriminadamente contra los manifestantes.

 

Actualmente, los estamentos de seguridad mantienen el control de este punto, ahora el traslado de los migrantes se realiza desde Metetí, en Darién, hasta Guabalá en Chiriquí.

Comenta que, en la madrugada del 2 de noviembre, la Policía Nacional en su ánimo de reprimir a los manifestantes sobre el puente del Río Pacora, atacó un punto de atención de la Iglesia Católica. “Ese día había familias migrantes que tuvieron que ser evacuadas en medio del bombardeo con gas lacrimógeno”, expresó.

 

 Redes de apoyo

“Los que vivimos el colapso del flujo controlado en Darién sabemos que no existe, ni existirá plan de contingencia más efectivo que la hospitalidad de la comunidad.  Los hermanos de Las Garzas nos dan esa lección, no importó el cansancio, ni los pesares de asistir a familias migrantes, no hay nada más hermoso que estar y ser en el momento de la crisis”, señaló Agrazal.

Las maestras del Centro Educativo aportaron los primeros insumos con su propio dinero, pero rápidamente se corrió la voz entre las entidades que conforman la Red Clamor, congregaciones religiosas y de los agentes de Pastoral Social de distintas parroquias de la Arquidiócesis, para que comenzaran a llegar las donaciones.

En medio del caos, pudieron ser cercanos y no lejanos. El pobre supo compartir lo poco aún en medio de la dificultad.