Sin sacerdotes no es posible la Eucaristía. Y es en las familias donde surgen las vocaciones.
Por: Karla Díaz.
A ejemplo de San José, 22 seminaristas se forman en el seminario de la Arquidiócesis de Panamá. Allí reciben educación integral y realizan además su proceso de discernimiento para, algún día, servir a Dios y a la Iglesia como sacerdotes. Pero 22 es un número bajo; se necesitan jóvenes soñadores que no duden en responder positivamente al Señor.
¿Qué hace falta?
El Rector del Seminario Mayor San José, padre Luis Núñez, destaca que hay que conocer y amar a nuestra Iglesia para adquirir un verdadero compromiso que asegure que existe el llamado a la vocación sacerdotal.
“Esto se logra en la familia, es allí donde el muchacho aprende, a través de sus papás, de sus abuelos, a rezar, a ir al templo, a conocer más su fe. Desde ahí nace el amor, que luego sigue en sus formaciones hacia la Primera Comunión, grupos juveniles, coros, y grupos pastorales”, dijo.
Agrega que las vocaciones surgen en las familias, por eso es allí el primer seminario de todo niño, de todo joven. El sacerdote insiste en que hay que conocer más sobre nuestra Iglesia y lo que somos, para enamorarnos y querer ser parte de ello.
“Mi exhortación para los jóvenes es que tienen que conocer más nuestra iglesia, y así mismo sobre la fe que profesamos. Hay que leer sobre nuestra fe, leer sobre lo que creemos, el Catecismo Católico, los escritos de los Papas, porque a medida que comprendo lo que es mi Iglesia, la voy a amar y me voy a comprometer con ella, hasta el punto de que algún día pueda sentir el llamado al sacerdocio”.
Conocer más para amar lo que somos
Cuando conocemos nuestra Iglesia, la labor de un sacerdote y el compromiso que conlleva, te comprometes con eso. Entonces, no es que falte el ejemplo de los sacerdotes o que no haya vocación, lo que hace falta es comprometerse con lo que somos.
Como Freddy Mora, quien actualmente se forma en el Seminario Mayor San José en 4to año de Teología, y hace vida las palabras del Padre Luis, recalcando que la familia es la cuna de las vocaciones, en su caso, en el caminar hacia el sacerdocio.
Freddy recuerda que su mamá fue misionera, y que como él era apenas un niño, ella lo llevaba a todos los pueblos que visitaba, predicando la Palabra de Dios.
“Así me fui familiarizando desde muy temprana edad con el ambiente misionero de las Comunidades Eclesiales de base. Siempre algo quedó en mi mente y así nació mi inquietud por servirle al Señor”, destaca.
Formación integral para anunciar el Evangelio
El Seminario celebra a su Santo Patrono San José, a 53 años de reapertura, en los que han buscado siempre seguir su ejemplo como custodio del niño Dios y como protector de nuestra Iglesia. Actualmente, 22 muchachos se encuentran recibiendo formación integral, pues están afiliados al Instituto Teológico Marcos Gregorio McGrath de la Universidad Santa María la Antigua, que a su vez está aliada a la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia.
Una formación que consta de 4 dimensiones: intelectual, espiritual, humana y pastoral.
El padre Luis Núñez, rector, destaca que la dimensión espiritual tiene gran relevancia, pues a través del Director Espiritual del seminario, Padre José Rodríguez “Chemita”, se van dando los lineamientos a la luz de los documentos eclesiales sobre la formación de los futuros sacerdotes.
“Lo que se quiere es que el seminarista tenga esa experiencia de encuentro con Dios a través de esta dimensión humana por medio de la eucaristía diaria, el rezo del Santo Rosario o la Lectio Divina. Cada uno de ellos tiene un director espiritual, con el cual se reúnen cada 15 das, y allí van creciendo en este amor a Dios, a la iglesia, al prójimo, y en el conocimiento de sí mismos».
En cuanto a la dimensión humana, se trabaja sobre una persona que hay que acompañar con toda su realidad familiar, personal, social y hasta cultural.
Reciben orientación con psicólogos, se hacen talleres de formación humana, de diálogo, comunicación y trabajo en equipo.
La otra dimensión es la dimensión intelectual, en la cual desde el año 2020 se está impartiendo el bachiller en Teología, es decir que los muchachos al concluir su formación de 2 años de Filosofía y tres de Teología reciben esta titulación.
“Esto los ayuda, pues les da una solidez a la formación a través de una Universidad Pontificia, y se integra todo lo demás, lo espiritual, lo humano y lo pastoral, y es bonito porque es rica la formación junto a seminaristas Mercedarios, Vicentinos, Agustinos y religiosas”.
Por último, está la dimensión pastoral que es poner en práctica todo lo que han aprendido en las otras dimensiones. Es llevar el evangelio a los hermanos, es aplicar toda esa teología y espiritualidad en alguna pastoral especializada, como por ejemplo el Hogar Bolívar, Hogar San José y otras obras de misericordia a las cuales van a ir los seminaristas de Filosofía para escuchar, orar, y acompañar a quienes lo necesitan.
Los teólogos, por otro lado, estarán en parroquias. Durante este año irán a la P. San Juan Evangelista y Apóstol, también a la P. San Antonio María Claret y a Nuestra Señora de los Dolores para que acompañen a al pueblo de Dios y que vayan aprendiendo a ser ese pastor que vea las realidades, que escuche y que sepa trabajar en equipo con los laicos.
Además, cuentan con la Pastoral Vocacional, en la cual estarán acompañados por el padre Jashir Pacheco.