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Caridad y nuevas oportunidades para los privados de libertad

Caridad y nuevas oportunidades para los privados de libertad

Estamos invitados a aprovechar este tiempo para acercarnos más al corazón de Cristo, compartiendo su amor con los más frágiles y descartados.

 

Por Karla Díaz

Respondiendo a la propuesta del papa Francisco, de abrirnos al hermano que sufre, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, arzobispo de Panamá, junto a la Pastoral Penitenciaria de la Arquidiócesis realizó la apertura del Año Jubilar en el Centro Penitenciario La Nueva Joya, en un acto sin precedentes, ya que reunió a privados de libertad de otras cárceles como: La Joyita, El Renacer, Tinajitas y el Centro Femenino de Rehabilitación Cecilia Orillac de Chiari (Cefere).

La Pastoral Penitenciaria, dirigida por Fray Francisco Javier Palomares, con ayuda de laicos y de algunos privados tuvieron todo preparado para este importante acto.  Desde los distintos sectores del centro, salieron con pancartas peregrinando hasta el recinto que los reunió a todos como una sola familia. En las paredes se podían ver mensajes de bienvenida para los compañeros de las otras cárceles.

El Centro Penitenciario La Nueva Joya reunió a privados de otras cárceles.

Marlon Acher, privado de libertad, destacó que con mucha alegría aceptaron este reto que fue maratónico para ellos. “Cuando el fraile nos informó de la actividad nos pusimos manos a la obra y pudimos conseguir material reciclable, 1,500 hojas blancas, pinturas, goma fría, y pegamos una por una estas hojas para poder lograr esa figura del jubileo que está detrás del altar; todo pintado y hecho por nuestras manos”.

Acher señala que, gracias a la experiencia y la vida cristiana que ha llevado es creyente, pero que ha tenido más claro lo del Jubileo de la Esperanza gracias a las formaciones que les ha brindado Fray Francisco Palomares, quien les ha hablado del perdón, el amor y en base a eso trabajaron la organización de la actividad.

“Aquí recibimos formaciones semanalmente, y si el padre no viene nos reunimos nosotros, lo importante es estudiar teniendo de base el libro que él nos ha dejado. Por otro lado, sí quisiera solicitar más puertas abiertas para nosotros los de la Pastoral Penitenciaria, que nos dejen trabajar más de cerca en los pabellones con los enfermos, con los necesitados aquí dentro del penal”, puntualizó.

 

En este Año Jubilar tenemos que hacer compromisos solidarios, viviendo nuestra fe, en las circunstancias de cada uno.

 

Vivir la fe a pesar de las circunstancias

Monseñor José Domingo Ulloa se dirigió a los más de 200 privados de libertad señalando  la importancia de celebrar este Año Jubilar, tiempo de gracia viviendo en  plena comunión con Jesús, puerta de salvación.

“Hoy vamos a hacer actos de piedad, pero este Año Jubilar tenemos que hacer, además, compromisos solidarios, viviendo nuestra fe en las circunstancias de cada uno, porque  si en algún lugar tiene sentido disponernos para el Año Jubilar es aquí en los centros penitenciarios”, dijo el arzobispo.

Un hermoso momento reservado, la confesión.

Agregó que  la iglesia quiere transmitir que en medio de cada  situación hay un futuro concreto para cada uno de ustedes, y en ello se reafirma la misericordia de Dios, incluso en los privados y en su aislamiento. “El Señor no se detiene ante los muros y nos pone a todos por delante un camino de redención a la libertad”, dijo monseñor Ulloa.

Por su parte, Ricardo Tuñón, miembro del equipo que trabaja con los mercedarios, destacó lo bonita que fue la experiencia sobre todo en este Año Jubilar, en donde pudo compartir con todos sus compañeros de esa cercanía con Dios. “Ha sido hermoso vivir esta experiencia en medio de mi proceso de privación”, dijo.

Así mismo lo siente Mario De León, quien tiene apenas un año de haberse unido a la Pastoral Penitenciaria. “Ha sido increíble cómo en este corto tiempo Dios ha tocado mi corazón; ver al padre Palomares, la labor que hace aquí dentro con nosotros me animó a unirme y desde entonces he tenido muchos cambios en mi vida, en mi familia y con todas las personas que me rodean”, destacó.

 

Recibieron los sacramentos

Uno a uno, los privados de libertad fueron caminando hacia el altar para recibir los sacramentos de iniciación cristiana: bautismo, primera comunión y confirmación.

 

Su alegría era notoria, sabían el significado de lo que estaban recibiendo, aún más, sabían el compromiso que estaban adquiriendo con Dios, con el prójimo y con la sociedad.

 

Mientras todo se daba, las damas del Centro de Rehabilitación Femenino animaban la ceremonia en el coro; sus hermosas voces fueron del gusto de todos. Otros formaban la fila para recibir el sacramento de la reconciliación, pues un grupo de sacerdotes asistió para acompañarlos en este momento, dándoles perdón.

Un hermoso momento reservado, la confesión.

Es importante destacar la compañía de monseñor José Luis Lacunza, obispo emérito de la diócesis de David y del Nuncio Apostólico de su santidad el papa Francisco, Dagoberto Campos Salas, quien se dirigió a los privados para mostrarles su cercanía y alegría por estar allí presente.

“Es para mi un verdadero regocijo poder estar aquí y acompañarlos en esta jornada especial. Créanme que su santidad estará feliz de saber cómo están viviendo este año especial”, señaló el Nuncio

Monseñor Ulloa agradeció a la ministra de Gobierno, Dinoska Montalvo, y al director Jorge Torregroza, por permitir la representación de varios centros, “eso dice de la buena fe”, sumado a lo que “hemos hablado de la necesidad, aunque no entiendan afuera, que algunos detenidos, luego de su proceso, se les puede dar la oportunidad de un indulto” y sobre todo en un año de jubileo.