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El papel de la Iglesia ante la nueva política migratoria de Donald Trump

El papel de la Iglesia ante la nueva política migratoria de Donald Trump

Las nuevas políticas de deportaciones masivas de los EE.UU., dirigidas a quienes están en centros de detención o en procesos de regularización, han incrementado el miedo en la comunidad migrante.

 

Por Marianne Colmenárez

«Llevo siete meses en esta frontera y me ha tocado vivir un cambio de 180 grados. Hay un frío intenso, no solo en el clima, sino en la gobernanza de la migración”.

Con estas palabras, la hermana mexicana Leticia Gutiérrez Valderrama, misionera scalabriniana y directora ejecutiva del Migrant Hospitality Ministry en la diócesis de El Paso, Texas, describió la realidad que enfrentan miles de migrantes tras la reciente toma de posesión de Donald Trump, como presidente de Estados Unidos, el pasado 20 de enero.

La hermana Letty, comprometida con los más vulnerables.

Ese día, todas las citas migratorias fueron canceladas, dejando a más de 1,500 personas diarias sin la posibilidad de ingresar a EE.UU. de manera regular. Esto no solo significó una barrera más en su camino, sino que aumentó el riesgo de quedar atrapados en la frontera, expuestos a la violencia y al abandono.

Además, las nuevas políticas de deportaciones masivas, dirigidas a quienes están en centros de detención o en procesos de regularización, han incrementado el miedo en la comunidad migrante.

 

“La militarización de la frontera ha generado un clima de hostilidad, convirtiéndola en un escenario de guerra para muchas familias. Estamos viviendo un momento muy violento para los migrantes y refugiados”, advirtió la hermana Leticia.

 

Una respuesta de fe y acción

A pesar de este panorama sombrío, la Iglesia sigue acompañando a los migrantes. “En la pastoral hemos impulsado iniciativas como talleres de “Conoce tus derechos”, en un esfuerzo por brindar seguridad y protección a quienes temen ser deportados» afirmó la religiosa.

 

Monseñor Mark Seitz deja agua en el desierto para los migrantes. Foto: Hna. Letty Gutiérrez. 

 

Monseñor Mark Joseph Seitz, obispo de El Paso y presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, ha criticado duramente las nuevas políticas migratorias de Trump.

“Estamos con ustedes, en este momento de crisis familiar y personal. Les prometo, nuestra solidaridad, confiando en que el Señor Jesucristo, traerá el bien incluso en este momento de dolor… que este tiempo de prueba será solo el preludio de una reforma real, de una sociedad reconciliada y de justicia para todos los que se ven obligados a emigrar”, afirmó en una reciente declaración.

El papa Francisco, en la conclusión del último Sínodo, también llamó a la Iglesia a escuchar el clamor del mundo y “ensuciarse las manos sirviendo”.

Esta visión resuena en la labor de la diócesis de El Paso, que junto a las diócesis de Las Cruces y de Ciudad Juárez, sigue trabajando incansablemente para ofrecer refugio y esperanza a quienes han quedado atrapados entre las rejas de la política migratoria.

 

En El Paso han desarrollado estrategias para que las familias puedan prever lo que ocurrirá con sus hijos y propiedades en caso de ser detenidos.

 

Voces desde Panamá

Aris Rodríguez durante el conversatorio «La Nueva realidad migratoria en Panamá».

En Panamá, la labor de la Iglesia en favor de los migrantes es esencial. Jorge Ayala, secretario ejecutivo de la Pastoral de Movilidad Humana, ha resaltado su compromiso con su acogida, protección, promoción e integración en el país.

El Hogar Luisa, albergue de la Arquidiócesis de Panamá, ya recibe algunos casos de deportados. Recientemente, una familia venezolana llegó tras ser deportada hasta Guatemala y haber recorrido a pie el trayecto hasta Panamá. Se les brindó asistencia humanitaria, pero por decisión propia, optaron por continuar su camino hacia Colombia por vías irregulares.

 

“Independientemente de las políticas migratorias, como discípulos y misioneros de Cristo, debemos responder al Evangelio, que nos llama a ser buenos samaritanos”, afirmó Ayala.

 

En el conversatorio “La nueva realidad migratoria en Panamá”, promovido por la Pastoral Social Cáritas, el especialista en comunicación y derechos humanos, Aris Rodríguez, advirtió sobre la creciente criminalización de los migrantes.

“Sin ser apocalípticos, debemos prepararnos para tiempos difíciles. Las redadas en puntos de control aumentan, y la Iglesia debe fortalecer sus redes de apoyo humanitario”, señaló.

Rodríguez destacó la importancia de acogerlos sin caer en discursos de odio. “Debemos seguir dando calor al corazón hasta que se reconozcan como hermanos y hermanas”.

Además, sostuvo que convertir la migración en un asunto de seguridad etiqueta a los migrantes como delincuentes y criminaliza a quienes les brindan apoyo. “Ante esta realidad, debemos seguir defendiendo los derechos humanos”, expresó.