Yadilka tiene 38 años, es madre de tres hijos y jamás había estado en una celebración como esta, donde la homenajearan por ser mamá. “Todos mis hijos ya están grandes, seguramente mañana estaré sola, me acompaña desde el cielo el hijo que se me murió”, manifestó.
Agrega que al menos tres veces a la semana trata de visitar el Centro San Juan Pablo II, asegura que cuando no asiste comete muchos errores.
“Acá me relajo y despejo la mente”, reiteró luego de haber almorzado, llevaba en mano varios regalitos entregados por voluntarios del Centro.
Maelis es madre de siete niños, hace dos meses dio a luz a su último retoño, aclara que en el Hospital le hicieron el salpin.
“Gracias al Centro San Juan Pablo II ya no salgo mucho a la calle, el señor Ariel me dijo que cuando mi bebé cumpliera seis meses me iban a conseguir un trabajito”, relató esperanzada. Así como ellas, alrededor de 25 mujeres, en su mayoría trabajadoras sexuales asistieron a la celebración del Día de la Madre, llevada a cabo el pasado sábado 7 de diciembre en las instalaciones del mismo Centro de Orientación y Atención Integral San Juan Pablo II.
Rescatando la dignidad
“Desde que abrimos las puertas, hace tres años exactamente, se les hace un homenaje a estas madres. Lastimosamente van a la calle alquilar el cuerpo para llevar algo de sustento a sus casas y cubrir las necesidades de sus hijos”, explica Ariel López, director de esta obra social de la Arquidiócesis de Panamá.
Inició la actividad hablándoles sobre la dignidad de la mujer, les explicó el honor que se les hace por haber dicho sí a la vida y convertirse en mamás. Exhortó a quienes tienen a sus mamás vivas, ir a compartir con ellas, reconciliarse, perdonarse de ser necesario.
Actualmente más de 50 mujeres frecuentan el Centro. Ariel señala que algunas no logran un empleo digno por ser drogodependientes o alcohólicas , otras son de lento aprendizaje. “La mayoría se prostituyen por sus hijos, estamos acompañándoles para que vayan a exigir por ley la pensión alimenticia a los papás”, dijo.
De las mujeres que asistieron también se encontraban jóvenes que acaban de tener a sus bebés, desistieron de la idea de abortarlos gracias al apoyo espiritual y material ofrecido por la obra. También estuvieron un par de ancianas que viven en situación de calle, dedicadas al “bien cuidao” en el área de Calidonia.