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Miremos con ojos de enamorados

Miremos con ojos de enamorados

¿Qué pasaría si miráramos el mundo con los ojos de un enamorado? De alguien que acaba de descubrir el secreto de la vida, de la felicidad…

Todo nos asombraría, todo tocaría nuestra alma inquieta. Y nos preguntaríamos, y buscaríamos.

Hay un canción de un grupo de música que me gusta bastante, y en una frase dice: aquel verano en el que estuve enamorado, hasta las gaviotas me parecían fascinantes.

¡Hasta las gaviotas! Si mirase la vida de esta forma, todo me parecería grandioso. Una mirada, una mariposa… Si tuviera la mirada de un enamorado, no haría daño, no tendría envidias. Cuando asumamos que Dios ha querido que otras personas tengan ciertas aptitudes y carismaspara así llevar a cabo la misión que Él quiere para esa persona, la envidia no formará parte de nuestra vida.

Aunque me cueste y no sea fácil, quiero mirar la vida como el enamorado mira a su enamorada: con admiración, con delicadeza, con pasión.

No pretendo dirigir solo a las parejas enamoradas, es una llamada a todas las personas enamoradas de la vida, de la amistad, de la familia, de lo que estudiamos o trabajamos, de la música o de la naturaleza.

La vida no está meramente para que seamos unos espectadores que la ven desde fuera y se limitan a contemplar. También se nos exige una respuesta, que vayamos a nuestras inquietudes y las saquemos a la luz.

Si el amor fuera el motor de nuestra vida, el pilar donde todo se fundamentara, apuntaríamos alto. Y si nuestro corazón habitara en tan alto lugar, solo querríamos cumplir aquellos deseos que nos hacen ser dignos, que nos h