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Colegios católicos: educación integral con excelencia y formación en valores

Colegios católicos: educación integral con excelencia y formación en valores

La espiritualidad, la inclusión, el acompañamiento, la excelencia académica y la formación humana son piezas clave para el desarrollo integral de niños y jóvenes. Sin embargo, para lograr una educación de calidad, es necesaria la formación de docentes, enfocada en las últimas metodologías pedagógicas y el uso de la tecnología.

 

Por Elizabeth Muñoz de Lao

La formación integral que brindan los colegios católicos del país, es la pieza clave que caracteriza a una educación de calidad, esa que buscan los padres de familia para enrumbar a sus hijos por el camino del éxito basado en la excelencia académica, pero también en valores éticos, morales y espirituales.

Estos colegios, instituidos por órdenes y congregaciones religiosas, han hecho un aporte crucial para el desarrollo de una sociedad sana, proactiva y debidamente capacitada para enfrentar los retos del mundo de hoy.

El párroco Jorge Rivera, delegado episcopal de la educación católica, da a conocer aspectos relevantes sobre ese aporte y la búsqueda permanente de la excelencia para la formación de nuestros niños y jóvenes que se educan en estos centros del saber.

Un docente bien formado, es clave en el proceso.

PC:  ¿Cuáles son los pilares de la educación en los colegios católicos?

PJR: Los Colegios Católicos buscan desarrollar una formación integral que no solo se centra en el aspecto académico, sino también en el crecimiento humano y espiritual de los estudiantes. Podemos citar algunos pilares que sostienen la formación e identidad de los colegios católicos, entre los cuales están:

Excelencia académica, oración, fe, espiritualidad, formación humana e inclusión y  acompañamiento.

PC: ¿Cómo surge, a través de la historia, la creación de estas escuelas?

PJR: Los colegios católicos tienen sus raíces en la historia de la Iglesia católica y su compromiso con la educación y formación integral de los niños, adolescentes y jóvenes; a lo largo de los siglos, la Iglesia ha desempeñado un papel fundamental en la creación y promoción de instituciones educativas, incluyendo escuelas y universidades. Tanto en otros países como en el nuestro, la tradición de los colegios católicos se ha ido expandiendo y se han establecido en diferentes regiones. En la actualidad, los colegios católicos continúan su labor educativa, manteniendo el enfoque en la formación integral de los estudiantes con base en los principios y valores de la fe católica. A lo largo de la historia, la educación católica ha contribuido significativamente a la educación y a la sociedad en general.

PC: Como delegado episcopal de la educación católica, ¿cuáles son los planes a futuro para fortalecer el sistema educativo?

PJR: Partiendo de la premisa de que la educación católica no es ajena a las necesidades del entorno en cada región donde está presente, pienso que el aporte de los colegios católicos para el fortalecimiento del sistema educativo es importante en todas las áreas, pero podemos priorizar algunos temas de actualidad, por ejemplo, la formación continua sobre el uso correcto de las herramientas digitales, plataformas en línea, la inteligencia artificial y recursos multimedia, ya que estas son herramientas que aportan metodologías nuevas para mejorar la enseñanza y el aprendizaje, y facilitan la educación en áreas de difícil acceso.

Padre Jorge Rivera, delegado episcopal de la educación.

Otro de los aspectos que queremos resaltar es la formación de los docentes, enfocada en las últimas metodologías pedagógicas y en el uso efectivo de la tecnología, dado que es fundamental para la calidad de la educación que brindan nuestras instituciones.  Unido a lo anterior, está el compromiso de garantizar una educación de calidad para todos los estudiantes, implementando políticas educativas y programas que ayuden a reducir las brechas de acceso. Otro de los aspectos que considero importante es involucrar a las familias y la comunidad en el proceso educativo, ya que la presencia de los padres tiene un impacto positivo en el rendimiento académico y en el bienestar de los estudiantes. Además, fortalecer el cuidado de la casa común, nuestras instituciones educativas tenemos claro que hay que ayudar a nuestros estudiantes para que ellos tengan conciencia ecológica.

PC: Los padres que eligen la educación católica buscan una base de sólidos valores morales, además de una instrucción rigurosa. ¿Cuál es el verdadero valor de una educación católica?

PJR: Es importante la formación integral, la cual incluye la formación en valores como la solidaridad, el respeto a la vida y la dignidad humana, la justicia social, la caridad y la compasión, lo cual prepara a los niños, adolescentes y jóvenes para responder a los retos que la sociedad va presentando.

PC: ¿Qué tipo de personas queremos formar en los colegios católicos?

PJR: En los colegios católicos, se busca formar personas integrales que estén arraigadas en los valores y principios del cristianismo, que puedan desarrollar su potencial intelectual, emocional y social; que sean personas con una sólida base ética y moral, que vivan de acuerdo con los principios y valores recibidos en sus familias y colegios.

PC: Los estudiantes están creciendo, escuchando diferentes voces y viendo diferentes formas de percibir el mundo que nos rodea, ¿qué está haciendo la educación católica ante este desafío?

PJR: La educación católica, al igual que otros sistemas educativos, se enfrenta al desafío de adaptarse a un mundo en constante cambio. Para responder a este desafío, los colegios católicos han ido implementando estrategias de diálogo interreligioso e intercultural que promueva el diálogo y el encuentro con otras tradiciones religiosas y culturas, permitiendo que los estudiantes comprendan y respeten las creencias y perspectivas presentes en la sociedad, fortaleciendo su identidad cultural y religiosa para que, desde allí, haya momentos de encuentro y crecimiento, tal como lo plantea la Congregación para la Educación Católica en la Identidad de la Escuela Católica para una Cultura del Diálogo, en el numeral 84 que dice: “La identidad católica debería ser un terreno de encuentro, un instrumento de convergencia de ideas y acciones. De este modo, las diferentes perspectivas se convierten en un recurso y un principio fundamental para el desarrollo de metodologías adecuadas para resolver posibles cuestiones críticas y encontrar soluciones compartidas”.