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Cristianos de acción y no solo de palabra

Cristianos de acción y no solo de palabra

Algo que admiró a todo el que conoció a Jesús, fue la manera sencilla como vivía y enseñaba. No eran asuntos separados. En Él no había distinción entre teoría y acción.

Justamente eso es lo que esta semana el Señor nos propone como la acción sugerida. Empezar a ser personas de una sola pieza, cristianos que hacen lo que dicen, y dicen lo que viven.

Como en Jesús, Dios nos exhorta a que evaluemos nuestra vida y busquemos aquellos desequilibrios entre ser y hacer. La intención es disminuir al máximo las discrepancias, para que la vida, la oración y la proclamación del Evangelio, en nuestras vidas sea una sola cosa.

Por supuesto que no es algo fácil si pensamos que lo lograremos con nuestros propios medios. Para lograrlo, necesitamos la ayuda divina…, la Gracia.

Ver en el otro a un hermano o una hermana. Evitemos usarlos como pieza útil para nuestros intereses, aunque sean los más elevados.

Jesús estaba interesado en la situación particular de cada ser humano: en sus sufrimientos, en las ideas que lo atormentaban, en aquellas cosas que le impedían ser libre y espontáneo.

Si nosotros nos autodenominamos cristianos, es justo eso lo que debemos hacer. Estar por y para los otros. Extender de manera constante la mano para ayudar, para sacar al otro de su tristeza, para orientar e iluminar su vida con la Verdad que a cada uno de nosotros nos salvó.

Como en Jesús, ese interés por el otro no debe obedecer a un interés encubierto, sino a una genuina valoración de cada persona que encontremos en el camino.

Para que esas relaciones que tengamos lleven a Dios, debemos ser amigos y amigas auténticos, desinteresados, cálidos y libres de ataduras.