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Dando paso al perdón, han reparado sus historias de vida

Dando paso al perdón, han reparado sus historias de vida

Sin hacer nada extraordinario pudieron sanar, liberar y reparar aquella herida que les marcaba profundamente. El Movimiento Tengo Sed ayuda a sus miembros a contemplar, experimentar, saciar y proclamar la infinita sed de Dios de amar y ser amado.

Por Marianne Colmenárez

La experiencia liberadora del perdón, aunque llena de dificultades, puede ser vivida también por un corazón herido, gracias al poder curativo del amor, que tiene su primer origen en Dios-Amor.

La inmensa alegría del perdón, fue acogida hace pocos años por Roxangel Mojica, quien sin buscarlo pudo sanar heridas ocasionadas en su infancia, una etapa de su vida marcada por la indiferencia de un padre que nunca quiso reconocerla como hija.

“En un Juzgado de Menores, frente a mis demás hermanos escuché decir a mi papá que yo no era su hija, apenas tenía 9 años. Crecí sintiendo su indiferencia y con el vacío de no tenerle a mi lado”, expresó.

“Siendo adulta me entero de que mi padre había enfermado de cáncer y que por alguna razón preguntaba por mí. Me negué rotundamente a visitarle y fui capaz de decir que, si necesitaba mi perdón para entrar al Reino de los Cielos, por mí no entraría”, manifestó.

 

 Roxangel continuó su vida con su marido e hijos, sin imaginar que el día menos pensado el Señor le invitaría a formar parte del Movimiento Tengo Sed.

 

Fundado hace 18 años por los Padres Misioneros de la Caridad, un movimiento de laicos internacional inspirado por el carisma y la espiritualidad de Santa Teresa de Calcuta.

“Con temor dije que sí para ser voluntaria de cocina, empecé a preparar alimentos para 150 personas de la calle, desde hace cuatro años colaboro en ese apostolado todos los domingos”, expresó.

María Elena Famanía, coordinadora del Movimiento Tengo Sed.

Gracias a la invitación que le hiciera María Elena de Famanía, coordinadora del Movimiento Tengo Sed, participó en un retiro celebrado en Bogotá en el que conocieron una herramienta de sanación llamada “Penitencia por Amor”, con la que pudo experimentar una maravillosa experiencia para volver a nacer. 

“Siguiendo la guía y teniendo el acompañamiento de quienes ya tenían conocimiento fui sanando a través de la Eucaristía diaria, el rezo del Santo Rosario y visitas al Santísimo. Nada extraordinario, pero el camino exige decisión, constancia, sacrificio y sobre todo amor a Dios para poder cumplir con este propósito de restaurar el corazón” explicó.

Hoy en día Roxangel vive con el corazón en paz, pidió perdón a Dios por su actuar, se perdonó a sí misma y perdonó a su padre, ora siempre por su alma y cuando le menciona se refiere a él como “papá”.

 

Pero ¿en qué consiste Penitencia por Amor?

Por la providencia de Dios, María Elena de Famanía se topó con Penitencia por Amor a través de la plataforma YouTube, vio un video que le dejó impactada y con lágrimas de emoción por lo que había descubierto.

Se interesó en saber más sobre eso que hablaban de sanar desde el vientre materno la mente, el cuerpo y el alma.

Con un grupo de seis laicos, entre jóvenes y adultos organizó un viaje a Colombia, pues tenía deseos de peregrinar y participar en un curso sobre Penitencia por Amor.

“El Señor nos abrió las puertas y pudimos experimentar esa pasión de Jesús que nos regalaba la posibilidad de sanar agarrados del Inmaculado Corazón de María, cualquier herida o un pasado difícil sin resolver”, destacó.

Los libros “Penitencia por Amor” y “Penitencia por Amor Extraordinaria” fueron escritos por Janet Martínez Niño, nacida en Cali, laica comprometida y orientadora familiar. “Janeth inició un proceso de conversión hace más de 30 años, se dedica a servir a Dios y al prójimo desde la Fundación CREO”, comentó María Elena.

 Desde entonces ha profundizado en estas guías y se ha preparado para acompañar a quien decida vivir la experiencia de sanación. “Cada quien vive el proceso de manera diferente, el Espíritu Santo va revelando aquello que quizás no les permite avanzar. Se debe abrir la llaga para que Jesús sane completamente”, dijo Famanía.

 

Anayansi se prepara con las Misioneras de la Caridad para su Confirmación.

Una joven libre de culpa

Anayansi Pérez es una joven de 17 años que también forma parte del Movimiento Tengo Sed.  Se reúne desde hace cuatro años todos los fines de semana en el Hogar de las Hermanas Misioneras de la Caridad, lugar donde se forman jóvenes y adultos que participan de este grupo eclesial.

Comparte que siendo muy joven vivió el dolor de perder a un primo hermano, con el que se crío y con el que compartían frecuentemente.

“Teniendo apenas 13 años, el chico se suicidó, sufrí mucho de impotencia porque pensaba que podía haber hecho algo que evitara esa tragedia, no me di cuenta de su sentir. He tenido muchas situaciones familiares difíciles, en las que he podido aplicar las herramientas del perdón, de lo contrario hubiese seguido deprimida, aislada, casi ni hablaba”, manifestó.

Poco a poco fue entendiendo que no tenía culpa de nada, “perdonar me libera del dolor, me permite vivir el presente en paz, solo me aferro a mi fe y todo lo que me han enseñado en el movimiento”, reiteró.