Dios llama de diversas maneras

Dios llama de diversas maneras

Dios llama a través de personas, acontecimientos, circunstancias, realidades o situaciones.

DISTINTAS VOCACIONES 

Vocación al matrimonio 

*La vocación que mayoritariamente han recibido hombres y mujeres es el matrimonio. Todo niño, normalmente, nace en el seno de una familia, teniendo como ejemplo de vida al padre y a la madre. 

*Vocación a la vida consagrada

Todos los que reciben bautismo y confirmación son ya consagrados. Sin embargo, los que responden al llamado a la vida religiosa o consagrada profundizan y radicalizan esta consagración a Dios. 

*La vida de soltero

En esta vocación consagras tu vida a Dios con el compromiso de vivir en santidad, siendo luz y sal como laico, conscientes de la importancia que han adquirido para la propagación del Reino de Dios. 

P. JHASSIR PACHECO RODRÍGUEZ 

Dios nos llama de muchas maneras. Él puede hablarle a una persona directamente, sin embargo, le gusta hacerlo también, a través, de mediaciones. 

¿Qué es una mediación vocacional?

Es el lenguaje que Dios utiliza para hablarnos. Son personas, acontecimientos, circunstancias, realidades o situaciones, que dejan en el corazón un sello de Dios, una clara escucha de su voz. Las mediaciones suelen ser impredecibles, sorpresivas, sencillas, cercanas y perceptibles para quien es llamado. 

¿Cuáles son las mediaciones por las que Dios llama?

La medianción de Jesús: Él es Dios y Hombre verdadero, enviado por el Padre. Jesús esta vivo y sigue llamándonos. Su llamada es directa: Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres (Mc 1,17) o Sígueme (Jn 21, 19). En Jesús está todo lo que, como hijos de Dios y personas,  somos y podemos llegar a ser con su gracia.  Es el llamante y modelo de toda llamada o vocación.

La mediación de la Sagrada Escritura: en la Sagrada Escritura encontramos a Jesús, la Palabra de Dios entre nosotros. Toda la Sagrada Escritura es vocacional. La “Palabra llama a cada uno personalmente, manifestando así que la vida misma es vocación en relación con Dios” (VD 77). Dios nos habla siempre por medio de su Palabra. 

La mediación de la Iglesia: la Iglesia es la comunidad de bautizados, la asamblea de los convocados por Jesús. En efecto, en la Iglesia somos responsables de animar, llamar, acompañar y discernir los diversos llamados.  La Iglesia como familia está invitada a ser mediación de Dios para que todos conozcan, amen, sigan y sirvan a Jesús. Ella es instrumento de Cristo, (CIC 776). “Cristo está siempre presente en su Iglesia… Está presente con su fuerza en los Sacramentos”, (SC 7). Por eso, los sacramentos son parte de la mediación de la Iglesia.

La mediación de la oración: la oración fortalece nuestra relación con Dios. La oración es el diálogo familiar con quien sabemos que nos ama. Mas que formas es apertura humilde ante la presencia de Dios. “La oración personal y comunitaria es el lugar donde el discípulo alimentado por la Palabra y la Eucaristía cultiva una relación de profunda amistad con Jesucristo y procura asumir la voluntad del Padre”, (DA 255). La oración es una experiencia de fe necesaria para escuchar a Jesús, hacer lo que nos pide y ser feliz. 

La mediación de personas concretas: son testigos que muestran la voluntad de Dios a los llamados, sacerdotes, consagrados, familia, amigos, profesionales, compañeros de estudios o trabajo o miembros de la comunidad parroquial. Hay personas que son mediación vocacional en primer orden: los pobres, enfermos, marginados, encarcelados, necesitados y todos los que sufren. El servicio al projimo “es el primer paso para descubrir o redescubrir la vida cristiana y eclesial, (Chr V 225).

La mediación de los santos: 

Los santos son testigos que nos ayudan y animan a volver a nuestro amor primero, (Ap 2,4). San Francisco de Asís fue con su testimonio de pobreza, mediación que recordó a la Iglesia lo esencial del evangelio. La pierna rota y el evangelio leído, fue mediación para que San Ignacio de Loyola, se encontrara con Jesús. El pobre que dijo a Santa Madre Teresa de Calcuta “Tengo sed” fue mediación para iniciar la obra de las Misioneras de la Caridad. La predicación de San Ambrosio fue una mediación para la conversión de San Agustín. Los santos esposos San Luis Martin y Santa Celia Guérin fueron mediación mutua y para sus cinco hijas y el sacerdote, San Juan María Vianey, fue mediación para la conversión de Ars.

La mediación de la historia y realidad: Dios habla en el presente y en la realidad. La historia personal, comunitaria o del país, se convierte en una oportunidad para ver lo que Dios nos pide. Contemplar dónde se vive, las necesidades y realidades del lugar, comunidad  o país es crucial. Dios sigue diciendo: ¿A quién enviaré? Dios espera que digamos simplemente: ¡Aquí estoy, envíame! (Is 6,8).

La mediaciones vocacionales son instrumentos o canales por los que Dios nos habla y nos muestra qué quiere de cada uno de nosotros. En el camino de la fe las mediaciones vocacionales son muy importantes y significativas.