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El Comedor Solidario Santa María del Camino preserva su lucha contra el hambre

El Comedor Solidario Santa María del Camino preserva su lucha contra el hambre

Esta Obra de Misericordia, ubicada en el corregimiento de Juan Díaz, está próxima a cumplir su tercer aniversario de fundación.

 

Por Zailary Chávez

Gladys Vásquez vive en Ciudad Radial, junto a su familia conformada por 11 personas. Hasta el 2019, su yerno se dedicaba a la compra-venta de ganado para llevar el sustento al hogar; sin embargo, como muchos otros panameños, la llegada de la pandemia, trajo consigo un duro golpe en la economía familiar.

Sin una posibilidad de generar ingresos a causa de la cuarentena, Gladys y su familia padecían en cada amanecer, pensando qué le darían de comer a sus nietos. Hasta que, a través de un conocido, supo que muy cerca de su casa, en la parroquia, había abierto sus puertas el Comedor Solidario Santa María del Camino.

Su familia es una de las tantas que diariamente recibe un plato de comida caliente, gracias a esta obra social de la Iglesia.

“Para nosotros esta es una bendición de Dios en nuestras vidas. Ha sido una ayuda muy valiosa porque no hay nada más difícil que no tener para darle de comer a los niños”, destacó.

Al recibir este plato todos los días, su familia siente tranquilidad y los adultos salen todos los días a “camaronear”, para sostener el hogar y los servicios básicos.

 

La ayuda llega a Kuna Nega

Así como esta familia de Ciudad Radial, la señora Rubiela en el sector de La Isla en Kuna Nega, vio una luz de esperanza cuando se enteró de la existencia del comedor solidario.

Tres días a la semana, ella y un grupo de 25 vecinos camina hasta la entrada de Kuna Nega a retirar el plato de comida que más que un alimento, es un signo del amor de Dios y la certeza de que vendrán días mejores.

Rubiela cuenta que, entre los beneficiarios, hay niños, adultos mayores y personas con discapacidad, quienes apenas se están recuperando de la difícil situación que dejó la pandemia.

 

Desafíos

El padre Domingo Escobar, es el director de esta obra social, que, según sus palabras, está sostenido por la “providencia divina” ya que se producen diariamente mil comidas y cada vez más, escasean los insumos para prepararlas.

Esta iniciativa surgió debido a la cantidad de personas que se acercaban a la parroquia al inicio de la pandemia, en busca de una ayuda porque habían perdido el trabajo, o quienes se dedicaban a la economía informal tenían pocas posibilidades de salir a vender sus productos.

Desde su apertura, el comedor ya ha entregado cerca de un millón de platos de comida caliente a miles de familias de escasos recursos.

 

 

Desde su apertura en mayo del 2020, a la fecha, se han entregado más de un millón de platos de comida.

A casi tres años de su apertura, el padre Domingo reconoce que el mayor desafío que tienen es sostener la obra porque con la normalización de las actividades postpandemia, los donantes se han ido retirando.

“La necesidad de las familias continúa intacta, por lo que estamos realizando actividades y buscando benefactores que donen alimentos para continuar esta misión que comenzó hace tres años, exactamente el 6 de mayo del 2020”, afirmó el director.

 

Fueron llamadas y elegidas para servir

Detrás del Comedor Solidario Santa María del Camino hay un equipo de trabajo y voluntarios que, día a día, ofrecen sus servicios con esmero y dedicación en favor de los más necesitados.

Silvia Sánchez, colaboradora en la cocina, es una de ellas. Con su trabajo, la señora Silvia siente que está tendiendo una mano al prójimo.

 

Los alimentos llegan a varias comunidades de la cuidad capital.

 

“Esta labor que yo realizo, la hago con todo el entusiasmo,  saber que ese plato de comida llega a la mesa de tantas familias es para mí motivo de gran alegría”, explicó.

Al igual que ella, María Eugenia Sinisterra, voluntaria de esta obra, asegura que este es un llamado del Señor a servir y en su mente tiene siempre presente el pasaje bíblico “tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber” y con este norte, contribuye a poner un plato de comida en la mesa de miles de panameños que viven en pobreza extrema.