La vocación es un llamado, es Dios el que llama. A cada uno de nosotros nos llama por nuestro nombre desde el seno de nuestra madre, por eso la iglesia defiende la vida desde la concepción hasta la muerte natural.
Por Karla Díaz
La Iglesia como pueblo de Dios y como cuerpo de Cristo, es decir todos los bautizados, estamos llamados a promover las vocaciones a la vida sacerdotal, a la vida religiosa y también al sacramento del matrimonio.
Y aunque esto es responsabilidad de Obispos y sacerdotes, los laicos juegan un papel importante en el tema vocacional. “Es indispensable que en las familias y en los grupos pastorales de cada comunidad ayudemos a que los niños y jóvenes vayan descubriendo el rostro misericordioso de Cristo”, asegura el padre Luis Núñez, Rector del Seminario Mayor San José.
¿Cómo lograrlo?
Hay que ayudar a nuestra comunidad joven a descubrir a este Dios que es Padre, que nos ha enviado a su hijo, este hijo que ha muerto, pero que ha resucitado, y que nos ha dejado su espíritu que guía y anima a la iglesia.
Entonces, los laicos podemos ejercer ese compromiso a través de las catequesis, actualizándonos de modo que ellos puedan descubrir el rostro de amor de Dios, y que puedan interiorizar con su Palabra, que sepan leer y reflexionar sobre la Sagrada Escritura.
“Dios siempre llama a algunos a la vida sacerdotal, a la vida religiosa o matrimonial, y en ese sentido la pastoral vocacional a nivel arquidiocesano y a nivel parroquial debe ayudar al nacimiento y el crecimiento, a la madurez, el discernimiento y acompañamiento de las vocaciones”, destaca el sacerdote.
Agrega que también es importante ayudarlos a orar, a decir -Dios Padre mío y Padre nuestro-.
“Que la comunidad ayude a los niños y jóvenes al compromiso y al voluntariado, esa vida cristiana que es amar y servir, por lo que la pastoral vocacional no es un grupo estático que se reúne a orar, es ir más allá, es dar a la iglesia, el rostro de Dios”.
Les ayudan a madurar su llamado vocacional
En la parroquia San Gerardo Mayela existe la Pastoral Vocacional, aunque está enfocada a la atención de aquellos jóvenes que muestran alguna inquietud o llamado hacia la vida sacerdotal.
Esta comunidad parroquial es atendida por la Congregación del Santísimo Redentor, fundada por San Alfonso María de Ligorio; son los llamados Sacerdotes Redentoristas. Por ende, si algún joven siente el deseo de servir a Dios como sacerdote bajo este carisma, es atendido por la Pastoral Vocacional.
Doris Pineda, junto a su esposo José, es parte de este grupo, y explica que durante un año, al aspirante se le brinda la preparación en cuanto a la vida de los santos y los fundadores de la orden.
“Se les da también docencia y preparación psicológica para que vayan definiendo esa inquietud, que en el camino puede llegar a desaparecer, pero lo importante es que se le da la atención para que el chico discierna qué quiere Dios de él, qué busca Dios en ese llamado y cómo escucha ese llamado”, destaca.
El padre Javier Taylor formó parte de esta pastoral, y señala que estar allí le ayudó a conocer sobre su llamado, pero también sobre las demás vocaciones. Allí se vive un proceso que ayuda a los muchachos a conocer sobre el llamado de Dios al sacerdocio y también a la vida matrimonial, dice el padre.
“Cuando viví mi primera reunión me tocó mucho porque vi a otros jóvenes que querían servir a Cristo. Unos lo hicieron de distinta manera, hoy con sus familias; de mi parte, luego de 10 años de estudios y preparación, como sacerdote, por lo que considero importante vivir este proceso, para que ayude a más muchachos a seguir su vocación.
