Su destino pudo haber sido otro, el ambiente que le rodeaba siendo tan solo una niña era enormemente perturbador. Hija de una madre soltera y adicta. Rosalía iba creciendo en una familia disfuncional, con un padrastro en casa siendo testigo de situaciones de robos, prostitución, drogas y hasta asesinatos.
Con tan solo 5 años, por el riesgo social que corría, la separaron de su núcleo familiar, para ser trasladada al Hogar San José Malambo. Durante 10 años este albergue se convirtió en su refugio, acá le ayudaron a superar ese pasado, sanaron sus heridas, la transformaron en una mujer con valores. Hoy toda una profesional del periodismo que reúne éxitos mientras persigue sus sueños.
“Llegué al Hogar en 1995, me recibió Sor Lourdes Reiss, directora del albergue y Sor Ivonne Fernández, quien se convirtió en mi madre, recuerdo que me acogió
en su casita donde siempre me cuidó con amor”, recordó con nostalgia.
Los primeros días fueron duros para ella, lloraba desconsoladamente llamando a su mamá biológica. Poco a poco fue adaptándose, compartiendo con otras niñas, mientras aprendía en múltiples actividades.
“En el Hogar las religiosas, se entregan completamente a su trabajo como cuidadoras, tienen la capacidad de descubrir y aprovechar los talentos de las niñas. Participé en muchas obras de teatro, presentaciones de canto, baile, realicé cursos de instrumentos musicales, practiqué natación, hice todo lo que permitió construir las bases de lo que soy ahora”, afirmó Rosalía.
En el año 2010 se graduó en la Universidad de Panamá ocupando el primer puesto de honor en la escuela de periodismo. Ese día sus invitadas especiales fueron Sor Lourdes y Sor Ivonne. “Quería que estuvieran allí en mi graduación, era mi manera de decirles ¡Gracias! esto fue por ustedes, gracias por convertirme en la mujer que soy” rememoró .
Por su trayectoria como comunicadora social y por varios trabajos periodísticos ha sido merecedora del Premio Victoria y del Premio que otorga la Sociedad Interamericana de Prensa. Trabajó durante siete años como reportera en el diario La Prensa, hizo una maestría en Periodismo Institucional en España y ahora se desempeña como periodista designada en el Hospital del niño Dr. José Rwnán Esquivel.
Fiel a sus principios
Cuando Rosalía tenía 15 años salió del Centro, se fue a vivir con su madre biológica, se encontro con otra dura realidad que no se esperaba; sin embargo, fiel a sus principios siguió estudiando, contando siempre con el apoyo de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
“Tenía mi norte bien claro, quería ser una profesional, deseaba salvar a mi mamá de la vida en la que estuvo rodeada durante tanto tiempo” nos cuenta. Pudo sacarla de la barraca de madera donde vivía rodeada de aguas negras y ratas,
para llevarla a un apartamento propio, completamente amoblado.
Hoy por su bienestar emocional y el de su sobrino de quien es responsable
de su crianza, se mantiene distante de su progenitora.
“Si la persona no se quiere ayudar así misma, no se puede hacer nada, a veces me pesa pero no me puedo sentir responsable” explicó Rosalía.
Ayudar siempre gratifica
No se puede vivir indiferente ante las necesidades del Hogar Malambo, Rosalía da fe de que nada es desaprovechado. “Cualquier aporte que usted haga es positivo, no tengan duda de eso, será bien utilizado en favor de los niños” aseveró.
Añade que son muchas las niñas que han salido adelante, superaron ese círculo de pobreza siendo profesionales, mujeres que hoy luchan por sus hijos, creando familias buenas y saludables.
“En Panamá queremos profesionales, científicos, ingenieros, ayudemos entonces a esos niños y niñas para que no se sientan solos”, exhortó.