El templo estará restaurado en octubre de 2027, así como su entorno y la capilla San Juan de Dios. Concluidos los trabajos, esa capilla será un museo eclesiástico.
Por Elizabeth Muñoz de Lao
Portobelo, el pintoresco pueblo de la Costa Arriba de Colón, celebra un año más la festividad del Cristo Negro, Jesús Nazareno, el 21 de octubre.
Este año, no solo la fe de peregrinos y residentes hará que el santuario se ilumine con la luz de Cristo. También recibirá el regalo del inicio de su restauración, que debe culminar en 2027.
De ello da fe Ricardo Gago, Alto comisionado para la Restauración de la Iglesia San Felipe, Capilla San Juan de Dios y Entorno de Portobelo, Ad-Honorem, nombrado por el presidente José Raúl Mulino.
Él está encargado de liderar esos trabajos que incluyen, principalmente, la Iglesia de San Felipe, así como la restauración integral de la capilla San Juan de Dios, ubicada en la parte de atrás del templo. Comprenden también la parte frontal, así como el área lateral que va a ser un parque con arboledas y bancas, además de los puestos de buhoneros permanentes, que ahora serán kioscos adecuados para protegerse de la lluvia y del sol.
De igual manera, el lugar llamado La Ranchería, que es un terreno entre la iglesia y la casa cural, se va a arreglar con techo de teja.
Gago informó que lo primero será la restauración de la capilla San Juan De Dios, para lo que se espera tener todo listo en diciembre, a fin de empezar las obras ese mes. Se ha programado que, para el 1 de octubre de 2025, la capilla esté terminada.
Mientras tanto, la Iglesia San Felipe va a estar abierta. Las novenas, en octubre de 2025, se celebrarán en la Iglesia San Felipe. La procesión del Cristo, el 21 de octubre de ese año, saldrá de este templo y terminará en la capilla ya restaurada. El Cristo entrará allí y se quedará en la capilla. La iglesia San Felipe se cerrará para empezar su restauración. Estos trabajos comenzarán en octubre de 2025 y finalizarán en octubre de 2027.
Añadió que a este santuario hay que hacerle una restauración completa, que incluye los techos, paredes, pisos, ventanas, puertas y todas las imágenes, a excepción del Cristo Negro.
Cuando se estén haciendo estos trabajos de la iglesia, también se estarán edificando las áreas comunes, como el parque lateral y el frontal. La apertura será el 1 de octubre de 2027.
En ese año, la procesión saldrá de la capilla San Juan de Dios y terminará en la Iglesia San Felipe ya restaurada.
“Lo mío es solamente el tema religioso y el área de alrededor de la capilla, el parque del frente y el parque lateral, a la que llaman el entorno, así como la ranchería, que se trabajará a la par de la capilla San Juan de Dios, debido a que cuando se cierre la Iglesia grande, las misas diarias van a ser en la ranchería”, explicó.
A partir de entonces, la capilla será un museo eclesiástico.
La preparación
El párroco de San Felipe de Portobelo, Ángel Pinilla, informó que este año, la festividad de Jesús Nazareno se ha preparado desde junio, tanto internamente, como con las autoridades electas y los estamentos de seguridad.
“Lo nuestro es espiritual, pastoral, y en eso nos hemos concentrado. Como párroco y rector del santuario, este es el tercer año que hemos incrementado el ambiente de oración y espiritualidad dentro del templo, así como su intensidad”, resaltó.
Desde septiembre, se han hecho círculos de oración cada sábado, y la celebración de la eucaristía en las mañanas y en las tardes todos los días; confesión antes de las misas y adoración al Santísimo.
El sacerdote Ángel Pinilla atiende, junto al vicario Eurípides Preciado, a dos parroquias: la de San Felipe, que tiene 11 capillas, y la cuasi parroquia Santo Toribio, que tiene 10. Cada una tiene su representante
Pastorales y laicado
“Como santuario de gran concurrencia, en esta parroquia nuestro mayor don, se convierte en nuestro mayor desafío, porque los domingos, el 90 o 95% de los fieles son peregrinos que viven fuera de la parroquia”, señaló.
Son muy pocos los que llegan del mismo Portobelo o de la Costa Arriba de Calón a misa, pero la riqueza es que acude mucha gente de afuera, solo que por turismo religioso.
Del laicado de la parroquia, manifestó que es muy reducido, un compromiso muy debilitado, aunque por la gracia de Dios, se ha podido revitalizar y activar algunas pastorales.
Siempre ha habido catequesis, informó, y se ha instituido la pastoral familiar, la juvenil y la social.
“Para mí, esa Iglesia en misión, la vemos muchas veces fuera, pero nuestra realidad es que acá, lograr un laico comprometido, es una tarea titánica, y yo quiero que sepan que nuestra parroquia está abierta a recibir movimientos, misiones; que nos ayuden, en comunión con sus obispos y con mi obispo, con sus párrocos y con este párroco, porque somos Iglesia y no islas; que vengan a evangelizar, porque hay un pueblo sediento de la fe. Hay quienes se escandalizan por la situación de violencia en la Costa Arriba, pero quién de esos que se escandaliza está dispuesto a dejar su casa un fin de semana, para decir: yo voy a contribuir a sembrar la semilla del Reino para que en esas comunidades florezca la paz, la justicia, la solidaridad, la fe”, argumentó.
“Por eso, los invitamos a llevar el mensaje de Cristo a estos pueblos de la Costa Arriba para que Él sea conocido”, remarcó.
¿Cómo llegó el Cristo?
Teresa Raquel Cerezo llegó a Portobelo en 1940. Ella explicó que, según la tradición, en el tiempo en que trajeron al Cristo, venían dos: uno blanco y uno negro.
El blanco era el destinado para Portobelo y el barco lo dejó allí. El otro, lo llevaban para Colombia. Pero cada vez que trataban de salir, el mar se agitaba. En una de esas salidas, el capitán del barco regresó a buscar el blanco y la caja del negro la tiraron a la bahía. Allí había unos pescadores que vieron la caja “bailando” en el mar y la llevaron a la orilla.
Cuando la abrieron, vieron que era el Cristo. Para ese tiempo, estaba la peste bubónica, por eso la gente, un 21 de octubre se reunió para pedir que cesara la peste y todo coincidió con la llegada del Cristo. Desde entonces, la celebración se hace el 21 de octubre.
En la procesión, eran los esclavos los que cargaban la imagen de Jesús Nazareno. Por eso, hasta nuestros días, al llevarlo, se dan tres pasos, pero al retroceder, solo avanzan uno, debido a que los esclavos estaban agotados de tanto trabajar.
Es Teresa quien canta el “Miserere” en latín cada año, el 19, 20 y 21 de octubre, incluso el día en que falleció su hija, también un 21 de octubre de 2019.
En años anteriores, han acudido tantos peregrinos, que llegaron unas 350 mil personas los nueve días de novenas.
Gracias por el milagro
Gladys de Reyes llegó a Portobelo a dar gracias, con su hijo y su esposo. Ese niño es un testimonio vivo del amor y de la fe.
Ella había ido dos años antes a pedirle a Jesús Nazareno que intercediera ante Dios para tener un bebé, pues era una mujer de 40 años. Bayardo Andrés nació sano hace un año y estaba con sus padres, que dieron gracias por el regalo de la vida.
Su esposo, Bayardo Reyes, está agradecido, pero también esperanzado de que “si se puede repetir, que se repita”.