El sufrimiento de la familia de un alcohólico

El sufrimiento de la familia de un alcohólico

“Esta situación me dejó en el piso, me sentía muy mal en completa depresión. Mi esposo se perdía como tres días seguidos, sin aparecer por la casa, cuando llegaba completamente borracho había que temerle, todo le molestaba, era muy agresivo”.

Así lo manifestó la esposa de un beneficiario del Centro San Juan Pablo II, quien asistió por casi un año a los programas terapéuticos tradicionales de autoayuda que se desarrollan en el Centro.

Ariel López, director de esta obra social y de misericordia de la Iglesia Católica, explica que el abuso del alcohol no se limita únicamente a las conductas violentas,

sino que incluyen otras dimensiones: abuso emocional cuando se usa insultos, ataques verbales o actos que provocan miedo, aislamiento, degrada a la persona y disminuyen su autoestima.

Esta situación afectó también a la única hija de este matrimonio. A punto de dejar su carrera universitaria ella al ver como se desmoronaba su familia, buscó ayuda, contactando al Centro San Juan Pablo II, Manifestó que su papá de 42 años requería ser atendido.

Su padre se gastaba la quincena bebiendo, quitaba dinero a los prestamistas para seguir tomando, mantenía deudas con los bancos, les maltrataba frecuentemente y estaba a punto de caer en las drogas.

El alcohol es la droga desinhibidora, que más se relaciona con las conductas violentas, explica Lopez.

Fue así como su papá cedió e inició un proceso asistiendo a las reuniones grupales de autoayuda.

Un proceso lento pero seguro

Poco a poco la situación fue cambiando mientras asistía a los encuentros, fue un proceso lento y hasta doloroso.

A la par esta hija muy activa en su parroquia hizo todo lo posible para que sus padres asistieran a los retiros espirituales Escoge. Lo logró a pesar de la resistencia de su papá, a quien no le gustaba asistir ni siquiera a misa.

Actualmente, las tormentas han pasado.

Este esposo y papá ha encontrado paz en este movimiento de la Iglesia, así como la resolución de superar sus adicciones por medio de Cristo, lo cual jamás había pensado que fuera posible.

Esta familia se mantiene de rodillas frente al Padre reconociendo que es únicamente en la oración, en la Palabra de Dios, en la Eucaristía y en la Confesión, donde se busca la fuerza para vencer las desgracias, Piden al mismo Cristo que este padre de familia no caiga nuevamente en el alcohol.