Madres y padres de familia apoyaron la campaña: “Este regreso a clases porta tu cabello con orgullo… es tu derecho. Enviaron a sus hijos sin temor de originar algún acto de discriminación y exclusión.
Por: Marianne Colmenárez
Aunque constantemente se lee y escucha de que Panamá es un “crisol de razas” y que aproximadamente el 33% de la población censada en el año 2020 se autorreconoció afrodescendiente, las prácticas racistas y distintos tipos de discriminaciones reaparecen con mayor fuerza año tras año. Así lo dejaron saber Abel Aronátegui y Eunice Meneses, representantes de la Comisión Antidiscriminación de los Afrodescendiente en Panamá. Quienes de manera enfática señalaron que el no permitir el ingreso a clases a un estudiante afrodescendiente por portar su cabello natural o un peinado propio de la cultura, es una violación al acceso a la educación y al derecho a su identidad.
Días previos al inicio del año escolar se hizo viral en redes una denuncia de que un colegio en Panamá estaba exigiendo un certificado afrodescendiente, a quienes querían llevar su cabello natural.
Frente a esto, Aronátegui asegura que ser afro es un derecho de autorreconocimiento de la persona, no debe existir una entidad que emita un certificado de este tipo. “Estas acciones oprimen a nuestra gente como consecuencia del racismo estructural por el cual está atravesando Panamá”, dijo.
Orgullo y resistencia
Más allá de la campaña que exhorta a las familias con estudiantes afrodescendientes a mostrar sin temor su cabello natural con los peinados propios de la cultura. La comunicadora Meneses informo que exigen al Ministerio de Educación una respuesta pública sobre la propuesta que el Movimiento Social Afropanameño les entregó hace más de un año, en la que se propone reformar los reglamentos internos en los centros escolares.
Se elaboraron unos lineamientos que garantizan el cumplimiento de los derechos de los afropanameños dentro en los reglamentos internos de los centros educativos, a fin de evitar actos de discriminación y exclusión”. Agrega que los reglamentos internos deben ser un insumo de convivencia para mejorar la vida escolar, para resolver conflictos, respetar los derechos humanos, formar autonomía en el estudiantado, pensamiento crítico y respeto a la cultura donde cada ciudadano pueda tener una mayor formación integral.