El Equipo Facilitador para el Diálogo por Panamá anunció que culminó esta etapa de su gestión como parte del proceso iniciado en julio pasado, lo que ha causado incomodidad en los movimientos sociales. Aun así, la Iglesia reitera que sigue avalando el diálogo, con la esperanza de que se construya una sociedad solidaria.
Redacción.
La Iglesia dejó claro que ya hizo lo que tenía que hacer para establecer las bases de un diálogo, y que ahora le toca a otros asumir el papel de mediadores.
En un comunicado, fechado el 19 de abril pasado, el Equipo Facilitador de la Iglesia Católica, encabezado por la Universidad Santa María la Antigua (USMA) y Pastoral Social-Cáritas, dejó “constancia que en el Diálogo de la Mesa Única por Panamá se lograron consensos, pero han quedado tareas pendientes que solo podrán ser materializadas con la colaboración de todos y facilitado por otros actores expertos en gestión o resolución de conflictos”.
¿Limitación técnica?
El rector magnífico de la USMA, profesor Francisco Blanco, explicó que no se trata de limitación técnica para continuar haciendo las labores de facilitación.
“Se trata más bien de que cada segmento de la sociedad asuma su rol, y el de la Iglesia no es el de mediación”, señaló el profesor Blanco.
“El rol de la Iglesia no es gobernar. El rol de la Iglesia no es mediar en los conflictos. El rol es favorecer un clima de diálogo cuando este se vea amenazado, y eso fue lo que se hizo en julio pasado”, subrayó.
Y añadió: “desde el primer momento dijimos que no vamos a mediar porque la Iglesia no cuenta con grandes equipos de mediación, porque no es su papel”.
Blanco aclaró que en el país hay instituciones que sí cuentan con estructuras y experiencias en el arte y ciencia de la mediación, y “se les pasa el testigo”.
Recomendaciones
Blanco dejó claro que a la entidad que asuma la mediación de ahora en adelante no se le pueden dar recomendaciones, porque “quienquiera que lo asuma, sabe muy bien lo que tiene que hacer”.
“Lo que sí diría a todos los actores es que se debe asumir la actitud de diálogo; saber escuchar; valentía de reconocer que el otro tiene razones… eso es lo que necesita el país. También hay que ponderar la sinceridad de las intenciones. Que todo se exprese de forma sincera por el bien de Panamá, y no de intereses particulares”, agregó el rector de la USMA.
«Debemos aprender a caminar con el otro, aunque piense de manera diferente”, ponderó.
El rector señala que “más que tolerante, necesitamos construir una sociedad mucho más solidaria, donde aceptemos al otro; que sepamos que el otro puede pensar diferente, y que todo lo que hagamos no sea por un interés personal ni en contra del otro, sino porque todos buscamos el bien de Panamá”.
¿Quién mediaría?
Según los acuerdos de la Primera Fase del Diálogo por Panamá, la Iglesia Católica –como facilitadora– debía emprender la búsqueda de la entidad que se encargaría de la mediación de la Segunda Fase, y así se hizo.
De acuerdo al comunicado reciente, la Iglesia se acercó a la Escuela Latinoamericana de Diálogo Social, Tripartismo y Resolución de Conflictos de la Universidad de Panamá y al Sistema de las Naciones Unidas, y ambas instituciones, y ambos comunicaron “su disposición de participar como facilitadores”.
Según el comunicado del 19 de abril, ya inició un proceso de consultas necesarias para poner las bases de la segunda fase.
En su comunicado, advirtieron que la explotación minera debe garantizar un desarrollo sostenible, que no ponga en peligro a las personas ni a los recursos naturales.
“No hay dinero en el mundo que pueda compensar el daño que la extracción minera puede causar a corto, mediano y largo plazo, pero podemos asegurar que tenga el menor impacto posible, si nos apegamos a los procesos legales existentes”, enfatizó.
Tareas pendientes
El profesor Blanco dejó muy sentado que “no existen tareas pendientes de la Primera Fase del Diálogo”, son tareas que tenemos pendientes como país, y que se arrastran hace décadas.
“Temas como: canasta básica, medicinas, educación no están pendientes porque salieron en la mesa, sino porque son de Panamá y han estado ahí hace mucho. Estaban antes y siguen ahora”, destacó el rector de la USMA.
Explicó que en la Primera Fase del Diálogo se puso sobre la mesa la situación del país de manera estructurada, a pesar de la desconfianza que había entre los actores, incluso entre los propios movimientos sociales.
“A esos temas ahora, hay que discutirlos en una Segunda Fase más profunda y en la que verdaderamente se van a crear las condiciones e iniciar los procesos de solución de problemas, que el país viene sufriendo desde hace mucho”, dijo.
Reacciones
La Alianza Pueblo Unidos por la Vida, que tiene al frente a dirigentes como Saúl Méndez, Eduardo Gil y Fernando Ábrego, lamentó la decisión del Equipo Facilitador, que ellos catalogan como “abandono de la Iglesia al compromiso adquirido”.
“A nuestro entender, la iglesia ha cedido ante la presión del sector empresarial y del Gobierno Nacional, quienes han incumplido y saboteados los acuerdos de la primera etapa del diálogo, y se empeñaron en boicotear su segunda etapa”, señala la Alianza en el comunicado 01-2023, fechado el 20 de abril pasado.
En este comunicado se añade que la tarea de “delinear el camino de transformación del país que haga de él, un Panamá más justo y equitativo” está inconclusa y la iglesia no puede abandonar el proceso ahora.
Enfatizan los Pueblo Unido por la vida que “la mayoría de los acuerdos alcanzados en la primera etapa, fueron incumplidos y estamos lejos de delinear el camino a hacia un Panamá más justo y equitativo”.
Los problemas
En el comunicado referido, la Alianza advierte que muchas situaciones mantienen al país en situación de crisis.
“En el país de mayor crecimiento económico del continente, la población tiene que salir a las calles a reclamar el acceso al agua, miles de estudiantes no cuentan con infraestructuras adecuadas para educación de calidad, los deficientes servicios de salud y los altos costos de medicamentos, siguen estrangulando a los sectores más vulnerables, el promedio salarial no alcanza para cubrir el alto costo de vida y mientras las comunidades siguen luchando por el acceso a la tierra y a viviendas dignas, políticos corruptos siguen acaparando latifundios amparados por las corrupción en todos los estamentos del Estado”, indican.
ANADEPO
La Alianza Nacional por los Derechos del Pueblo Organizado, ANADEPO, también emitió un comunicado en el que se queja por el retiro de la Iglesia como Facilitadora del diálogo.
ANADEPO, que tiene su base en la provincia de Veraguas, exigió “tanto a la iglesia católica como al gobierno del señor presidente Laurentino Cortizo que, por una vez en la historia, respondan al interés de un pueblo que clama, y necesita con urgencia les den respuestas a las diferentes necesidades que vive día a día cada panameño; con hechos y no con falsas promesas”.
Esta Alianza recordó “tanto a la iglesia católica como al gobierno nacional, que hay un pueblo que los mira y que, si se ha mantenido callado por la paz social en los últimos meses, es porque tiene la esperanza de que se dé un cambio en la historia”.
Los de ANADEPO piden que la iglesia cumpla con exigirle al gobierno que cumpla los acuerdos.