“El cambio de nuestra sociedad viene a través de ustedes; con su ejemplo, sin violencia, sin destruir; si no, con ese derecho de poder manifestarse alzando la voz”, le dijo el arzobispo de Panamá a los chicos y chicas del país.
Redacción
Panamá se lanzó a la calle. Puede sonar a hipérbole, pero ciudadanos más, o ciudadanos menos, es una realidad que casi todo el país salió a manifestarse durante las protestas en contra del contrato minero.
Algunos lo hicieron convencidos de los argumentos presentados, defendiendo la idea de que la nación estaba siendo vendida, pisoteada, mientras otros se mostraban preocupados por los riesgos ambientales de la minería a cielo abierto.
Y, sí, algunos pocos se lanzaron a la calle, pero con antifaces y violencia para atacar inocentes, destruir propiedades y hacer daño generalizado.
Jóvenes panameños protestan en el extranjero contra la mina.
Sin máscaras
El aspecto que el arzobispo de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, rescató de toda la situación fue la presencia de miles de jóvenes que dejaron su zona de confort para hacer público su planteamiento contra la mina.
Una de las muchas pancartas que se blandieron durante estos días, hacía alusión a esa presencia juvenil en las calles porque decía: “Aquí está la generación de cristal”, en clara alusión a esos jóvenes que se quejan por todo, todo los ofende, y poco aportan a la sociedad.
Era una forma de desmentir el mote, y dar la cara.
El arzobispo aplaudió su presencia y les dijo: “Ustedes queridos jóvenes son el presente, el cambio de nuestro país y de la Iglesia”.
Monseñor Ulloa añadió: “Que vuestras manifestaciones sean ese ejemplo que nos han dado, sin taparse la cara, sin violencia, sin destruir, sino ejerciendo ese derecho a poder manifestarse y alzar vuestra voz (…) ustedes son esperanza y el cambio llega a través de ustedes”.
“Parece que es un peso grande que le ponemos a ustedes, pero hay que aceptar que la responsabilidad de este nuevo Panamá solo puede venir de cada uno de ustedes, queridos jóvenes”, remató diciendo el arzobispo metropolitano, José Domingo Ulloa Mendieta
