Los niños reciben a los misioneros con alegría y permiten cumplir con el pedido del Señor: Id por el mundo a llevar la buena nueva, dejad que los niños vengan a mí porque de ellos es el reino de los cielos.
Por Mileika Bernal
El mes de octubre, la iglesia Católica lo dedica a las misiones y al rezo del santo rosario. Es una tarea bonita: llegar a los que, por razones de distancia, no pueden asistir a la escucha de la palabra de Dios en los templos o las capillas.
En la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, de La Chorrera, provincia de Panamá Oeste, la comunidad de los Apóstoles de la Cruz tomó la iniciativa de ir a predicar de casa en casa, como lo pide el papa Francisco cuando habla de una iglesia en salida que busque llegar a todos.
Se escogió al sector de La Riviera, de la comunidad de Naos, en el corregimiento de El Coco, donde son devotos de San Agustín, el patrono del lugar. Con el nombre de La Riviera se podría imaginar que es un sitio con rascacielos, calles asfaltadas, centros comerciales, escuelas, transporte, pero se trata de un lugar pintoresco, como los del interior del país, con calles de cascajo y pequeñas casas multicolor. A simple vista no se ve una escuela ni una capilla cercana ni buses, lo que quiere decir que los niños emprenden un largo camino para llegar a la escuela y a la capilla San Agustín.
Los padres y sus hijos emprendieron un largo camino para llegar a congregarse en la capilla San Agustín.
En su compromiso de llevar la fe a estos lugares alejados, la parroquia se organizó en dos fases: primero de casa en casa y luego una reunión en un lugar donde se congrega la comunidad.
El 8 y 15 de octubre de 2023 hubo reunión en comunidad. Los primeros en llegar fueron niños de todas las edades, luego se fueron integrando los adultos.
Virginia de Cornejo, una de las animadoras del Apostolado de la Cruz, inició el encuentro con el Santo Rosario, para dar a conocer que octubre es el mes del Rosario y también de las misiones.
Los adultos se acercaron a los niños y juntos completaron la oración a Mamá María. En esa ocasión se oró por los niños, por las familias y las necesidades de los ribereños.
Con un público tan deseoso de saber de las cosas de Dios, Marina Trujillo se encargó de hablarles de su amor, de cuánto amó al mundo, tanto, que envió a su único hijo para salvarnos. Concentró su mensaje en el gran amor que nos tiene el Padre Dios, el hijo Jesucristo y el Espíritu Santo.
De casa en casa
Como parte de la misión en La Riviera, se llevó el mensaje de la Palabra de casa en casa, tocando puertas y llevando fe, esperanza y amor al prójimo.
Al llegar a una casa, a Gloria de Pérez la recibió una sorpresa: el jefe de familia dijo que no quería saber nada de política y que no los iba a recibir.
“Cuando le dijimos a qué íbamos nos recibió, escuchó el mensaje y el domingo se congregó con los lugareños”, explicó Gloria.
“La experiencia que tuvimos es que las personas sí están dispuestas a escuchar la voz de Dios a través de los hermanos, solo hay que ir hacia ellos”, dijo la misionera Betzaida Barría.
Animación
En la misión no podía faltar la animación con cantos de alabanza a Dios bueno. Ashley Bartuano, una joven catequista, se encargó que los niños y adultos cantaran alabanzas.
Ella dijo que solo es un instrumento de Dios para llegar a la gente a través del canto y las alabanzas.