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La Misericordia es real, hoy sigue transformando vidas

La Misericordia es real, hoy sigue transformando vidas

Venidas de Bogotá, dos misioneras compartieron sus testimonios a un grupo de fieles que  reunidos en Casa Nazareth del Valle de San Isidro, participaron de un intenso retiro espiritual durante los días santos.

 

Por Marianne Colmenárez

«Sí, el primer domingo después de Pascua es la Fiesta de la Misericordia, pero también debe estar presente la acción, que debe surgir del amor hacia Mí. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte» (Diario 742)

Este radical mensaje es uno de las tantos que Jesús reveló a Santa Faustina Kowalska y que quedaron expresados en el Diario de esta religiosa polaca.

Así como San Juan Pablo II creyó, instituyó y promovió esta devoción, en correspondencia con lo que el Señor le había pedido a Sor Faustina, son muchos los fieles que viven a plenitud esta fiesta, celebrada el segundo domingo de Pascua.

“Es la segunda en el grupo de las cuatro formas de culto a la Divina Misericordia» explicó el sacerdote Alejadro Goulbourne, párroco de la Iglesia Nuestra Señora de Lourdes y ministro extraordinario de la Misericordia desde el año 2016.

 

En el año 2002 San Juan Pablo II consagró al mundo a Jesús de la Divina Misericordia.

 

Detalló que las formas de culto son además de la fiesta, está la imagen de Jesús Misericordioso, la Coronilla a la Divina Misericordia y la hora de la Misericordia para todo el mundo.

En sus apariciones a Santa Faustina, Cristo, bajo la devoción del Señor de la Divina Misericordia aseguró varias gracias a los que se acogieran a este misterio.

«Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores…

 

En el retiro, además de reflexionar, dialogaron entre hermanos.

 

Devotas comprometidas

Más allá de la celebración, Janeth Martínez y Clara Ortiz, laicas comprometidas, servidoras de la Iglesia Católica en Colombia, han asumido a través de la Fundación CREO el compromiso de proclamar el mensaje de la Divina Misericordia.

Comparten sus experiencias y conocimientos, con el propósito de ayudar a restaurar corazones, defender la vida y la familia.

Fueron invitadas para el encuentro anual del Movimiento Tengo Sed, que contempló un retiro espiritual en el que participaron jóvenes y adultos, durante la Semana Santa.

Ambas confirman con certeza que Dios perdona todo, sana y tranforma a quienes le abren su corazón.

“Mientras estemos vivos tenemos la misericordia del Señor, El quiere purificar nuestra alma para poder salvarnos. Creemos que nuestra alma trasciende y Jesús promete a todo aquel que abra su corazón, su protección, tanto en esta vida como en el momento de la muerte”, afirmó Janeth Martínez.

 

Fortalecí mi fe y la misión que tenía

Hace 30 años siendo una “católica ligth”, Janeth recibió la llamada de una compañera de estudios, esta le manifiestó su deseo de suicidarse, luego de haber abortado.

“Se sentía una basura, yo no tenía formación en la fe y solo se me ocurrió decirle que tomara un vaso de agua, también le pedí que rezara a su Ángel de la Guarda” expresó.

Ese momento amargo lo vivió apenas llegaba de la clinica, acaba de tener su tercera hija. Entre la angustia levantó a su niña recién nacida suplicándole a Dios una oportunidad para su amiga .

“Le dije: por esta bebé que no te ha ofendido todavía, dale una oportunidad a mi amiga.”

Janeth Martínez se siente agradecida por la experiencia vivida en el retiro.

Janeth  explica que luego de un largo sueño, la chica despertó reconociendo que Dios le había enseñado su misericordia. “No esperó mucho en buscar ayuda con un sacerdote, se confesó y entró en un proceso de sanación post aborto”.

Motivada por la invitación de esta misma amiga, asistió a la Fundación Derecho a Nacer en la que se formó durante nueve años sobre el dolor de las mujeres, y la recuperación de las personas que han pasado por el trauma del aborto.

Desde entonces, Janeth Martínez ha venido respondiendo al llamado del Señor, armando proyectos de educación sexual para los colegios, siendo facilitadora de procesos de sanación, también escribiendo libros en los que comparte un método que ayuda a sanar la vida, a liberar cadenas y a reparar la historia personal, aferrados a la Divina Misericordia.

“A los jóvenes les hablo del verdadero amor, de la dignidad, de la castidad, del respeto por su propio cuerpo y por el del otro, que no debemos usar como objeto” señaló.

 

Ovejas heridas que buscan sanar

Clara Ortiz voluntaria de la Fundación Creo y también facilitadora del retiro espiritual de Casa Nazareth, aseguró que la gran mayoría de los seres humanos se encuentran heridos.

El Santo Padre se ha referido a los fieles como ovejas heridas que necesitan apoyo, escucha, tiempo.

“Muchos venimos lastimados desde el vientre materno, nos ha faltado, atención, afecto, amor y afirmación de nuestro ser, de nuestra dignidad como hijos de Dios” dijo Clara.

Los devotos deben practicar la misericordia hacia el prójimo.

Advierte de que esa gente herida puede lastimar desde su dolor, por ello, “si estamos fuertes en la misericordia, podemos perdonar inmediatamente, los hechos del pasado que estén sin resolver la misericordia de Dios se encarga, solo si dicen dos palabra: SI QUIERO”.

Hace seis años Clara vivió el dolor de perder un hijo por suicidio, apenas tenía 31 años de edad, estaba casado y residía en Canadá.

“Desde los 14 años mi hijo padecía de depresión, pero estaba controlado, la sabía manejar muy bien. A simple vista tenía un matrimonio estable, sin problemas, fue realmente inesperado y devastador. Sin embargo, el Señor me ha dado la fortaleza y una gracia sobrenatural para seguir adelante..” afirmó.

Destacó de que todas esas experiencias hay que gritarlas, para decirle al mundo que hay una luz en medio de la oscuridad. Clara ha entregado su tiempo a la misión de rescatar almas que viven sumergidas en tristezas, culpas y temores.

 

Indulgencia plenaria

En junio de 2002, papa Juan Pablo II instituyó oficialmente la indulgencia plenaria para esta fiesta.  Publicó el «decreto sobre las indulgencias recibidas en la Fiesta de la Divina Misericordia».

El padre Alejandro explica que la indulgencia plenaria se concede al fiel que participe en actos de piedad realizados en honor de la Divina Misericordia. “con las condiciones habituales de confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa” dijo.

Para el sacerdote es importante entender que la misericordia de Dios implica un encuentro, “el mundo requiere de testigos, de hombres y mujeres que hayan tenido un encuentro con Jesús misericordioso y así como el hijo prodigo que reconoció su pecado, es necesario que reconozcamos nuestras miserias para recibir misericordia” reiteró.