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Un legado que perdura en la memoria del pueblo Ngäbe

Un legado que perdura en la memoria del pueblo Ngäbe

“El puente era él”. Así se refiere el abuelo ngäbe, Luzmaldo Javilla, para describir el servicio y entrega del Siervo de Dios, padre Moisés González Crespo, misionero agustino que construyó puentes para salvar vida.

 

Redacción

Los jóvenes escuchaban con atención al abuelo ngäbe. Querían saber detalles de los últimos momentos del misionero agustino Moisés González Crespo, que perdió la vida en las caudalosas aguas del río Tabasará, mientras intentaba cruzarlo para ir a una convivencia de Navidad en Llano Ñopo.

A sus 75 años de edad, Luzmaldo Javilla lo recuerda con claridad, y los jóvenes de distintas parroquias agustinas de Panamá, La Chorrera y las áreas cercanas a Tolé, no perdieron la oportunidad de saber de primera mano lo ocurrido aquel el 18 de diciembre de 1980, y de su servicio pastoral en las comunidades indígenas.

 

Con gran entusiasmo 65 jóvenes recorrieron la ruta del padre Moisés.

 

La VII Ruta Padre Moisés

Con gran entusiasmo y mucha expectativa, los 65 jóvenes partieron el 7 de marzo desde Tolé, para cumplir la ruta habitual del padre Moisés.

Todo viaje inicia con los preparativos… ¡qué llevar y qué no? Lo fundamental: biblia, rosario, ropa, y repelente. Fue el consejo de quienes habían participado en anteriores caminatas, y sabían que eran 8 horas subiendo y bajando lomas en dos días. 

“El camino es duro, y el río Tabasará imponente”, advertían los que tenían la experiencia. Sin embargo, los jóvenes caminantes no se desanimaron. Les motivaba atravesar la misma ruta que acostumbraba el fraile agustino, para llegar a la comunidad de Llano Ñopo.

 

El inclemente sol

En la mañana del viernes 8 de marzo partieron rumbo a Chichica. Tras dos horas caminando bajo el inclemente sol, las fuerzas disminuían y hacían más difícil el trayecto. Ya en Chichica participaron de la primera misa. Allí escucharon otros testimonios de la acción misionera del padre Moisés. Entrada la tarde iniciaron la caminata. Fueron cinco horas en una larga y dura travesía hasta llegar a la comunidad de Llano Ñopo.

El sábado fue descanso y un chapuzón en el río donde -precisamente- se ahogó el padre Moisés. Luzmaldo Javilla hizo memoria y contó: “Iba camino a celebrar la misa. Solo podemos imaginar lo que le pasó, pero es seguro que la corriente del río lo arrastró en esta parte, su caballo estaba amarrado por aquí y su cuerpo fue encontrado en Charco Brujo, desnudo y con la chácara enredadas a los pies. Las botas también estaban enredadas en la chácara”.

Dijo que “seguro se quitó todo para cruzar el río”. El abuelo ngäbe con un halo de tristeza agregó: “fue una noticia muy dura para nosotros. Moisés predicó, bautizó, fue el puente que nos acercó a Dios y, sobre todo, fue nuestro amigo”.

 

El padre Moisés González perdió la vida en el Río Tabasará.

 

Construyó puentes

La celebración de la Eucaristía fue en “Charco Brujo”, con presencia de mucha gente de las comunidades vecinas que habían hecho vigilia la noche anterior. Estaban felices de que se hiciera memoria del amigo y pastor cercano que convivió con ellos y construyó puentes de esperanza.

Junto a la tumba del padre Moisés, y tras firmar el libro de los peregrinos, los jóvenes cruzaron de regreso el puente sobre el río Tabasará.