Hace un llamado al Gobierno Nacional para que se abra al diálogo, la solidaridad y la misericordia transformadora.
Marianne Colmenárez
En respuesta a los recientes cambios en las políticas nacionales sobre migración, la Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas “Clamor”, en su capítulo Panamá ha emitido un comunicado oficial expresando su preocupación y llamando a la acción.
Señalan que los esfuerzos de los anteriores gobiernos no han sido suficientes para abordar esta realidad, ya que han estado demasiado enfocados en la seguridad nacional y desatienden el derecho fundamental a una vida digna y en abundancia.
Partiendo del mensaje emitido por el Santo Padre, durante el Encuentro de Obispos de frontera entre Panamá, Colombia y Costa Rica, celebrado del 19 al 22 de marzo de 2024, recordaron que, “quienes hoy siguen la travesía por esa inhóspita selva del Darién y quienes tienen Panamá como “casa común”, terminan alimentando un próspero negocio que permite acumular ganancias ilícitas del tráfico humano”.
La Red Clamor se pronuncia ante la acusación que culpa a los migrantes de la criminalidad, el desempleo y la destrucción ecológica.
“No se puede señalar como causantes del problema a los migrantes y eximir de responsabilidad a quienes lucran impunemente con la tala indiscriminada ante la pasividad de los que deben velar por el medio ambiente, ya lo dice el Papa: “Como siempre, pareciera que la culpa es de los pobres” destaca la Red.
En su comunicado, señalan que algunos medios de comunicación han propagado desinformación, fomentado la xenofobia y la aporofobia, creando una narrativa que injustamente responsabiliza a las poblaciones migrantes de diversos problemas sociales y económicos.
Inspirados por el mensaje evangélico de Mateo 25, 45b, la Red Clamor Panamá aspira a ser una comunidad de acogida, protección, promoción e integración para todos, sin dejar a nadie fuera.
Instan a la comunidad internacional a abordar el tema migratorio de manera estructural, más allá del drama específico del Darién, con el fin de construir juntos un mundo mejor, que ellos denominan como el reino de Dios.
Silencio sobre la realidad indígena
En el mismo documento resaltan la realidad de las comarcas Emberá-Wounaan y Wargandí, y de las comunidades de vulnerabilidad ubicadas en las periferias de la ciudad capital.
“Ambos pueblos son los grandes ausentes de los relatos que los medios de comunicación transmiten de forma constante. No podemos guardar silencio ante el histórico olvido de nuestras comunidades originarias y de los sectores de la periferia a su derecho de ser parte de un país que pareciera ser para unos pocos” declararon con firmeza.