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La vida misma del catequista es el primer libro de catequesis

La vida misma del catequista es el primer libro de catequesis

Párrocos y catequistas deben trabajar de la mano para que se cumpla con bien la formación de los fieles en las parroquias.

 

Por Karla Díaz

Con más de 30 años como catequista, Nereida Herrera ve este servicio como uno de los mejores de su vida, lleno de hermosos momentos y de gratas experiencias.

Inició cuando su hija tenía 6 años e iba a ingresar a su catequesis. Fue cuando se dijo: si mi hija va a recibir formación de otras personas, sería bueno que yo también ayudara a la formación de otros niños.

“Traté de llegarles no solo a ellos, sino a sus padres, que vieran que la formación era primariamente el deber de ellos, pero me encantaba ayudarles a conocer a Jesús, cantar, jugar, hacer dinámicas… trataba de hacerme como ellos”, destaca con emoción Nereida, quien comprendiendo que hay un tiempo para todo, más tarde, se incorporó  a la catequesis de adultos en la que ha servido hasta el día de hoy.

“La formación de los adultos en la fe es clave, porque ellos deberán hacer lo mismo con sus hijos, hermanos, sobrinos. Ellos ya traen un poco más de historia y trato de incidir en ellos, testimoniando mi amor a Cristo y a la Iglesia, pues mi formación también es importante”, destaca la catequista.

 

En ese sentido, y con motivo de la celebración del Día del Catequista el próximo domingo 24 de septiembre, la iglesia insiste en la labor que tienen estos formadores en la fe,  como testigos y testimonio de amor y de fe en el trabajo parroquial.

 

El padre Israel Ramos, director de la Sección de Catequesis de la Arquidiócesis de Panamá, señala que el catequista debe inspirar a los catequizandos, pues es mensajero, servidor de la Palabra de Dios… una Palabra que nos llega y a la cual debemos ser fieles.

La Iglesia insiste en la importancia de la formación de los catequistas.

Sobre esa fidelidad, el sacerdote exhorta a los catequistas a trabajar cada día en ser testimonios vivos de lo que enseñamos, a cumplir las normas y los criterios de nuestra iglesia, pues de lo contrario, el trabajo sería en vano.

“El catequista es servidor de la Palabra de Dios y hay que ser fieles a esa palabra. Si yo no estoy de acuerdo con algo que enseña la Iglesia está bien,  pero no puedo ser catequista. Por ejemplo, si el matrimonio para mí no significa nada, no creo en él, y me siento tranquilo hablando de sacramentos, y  de la gracia de Dios sin vivirla, seré como campana que resuena, dando mucha teoría, pero sin afectar el ser”, recalcó.

Hizo también un llamado a los párrocos, basándose en el Directorio para la Catequesis, que en su numeral 116 destaca que, el párroco es el primer catequista de la comunidad parroquial, por lo que debe cumplir con sus deberes propios, en tre los que se destacan: el despertar en la comunidad un sentido de responsabilidad hacia la catequesis y discernir las vocaciones específicas al respecto.

“El directorio de Catequesis lo dice: el párroco debe animar el trabajo de catequesis en su parroquia y coordinar los esfuerzos, incluyendo la formación, pues ser catequista no es para cualquiera, sino que es un llamado de Dios”, dijo.

 

Nuevo Himno del Catequista

El próximo domingo 24 de septiembre, los catequistas de la Arquidiócesis celebrarán su día con un compartir para dar gracias a Dios por el don de este servicio que prestan en las parroquias.

Será un día lleno de sorpresas y connotaciones especiales, entre ellas, la presentación del nuevo Himno del Catequista, basado en todo lo que surgió en la Asamblea de Pastoral del mes de febrero, donde en base a la escucha de los  catequistas en sinodalidad, se forjó el lema “Catequista con un solo corazón al encuentro con Jesús”.

La iniciativa se da después de que año tras año, al celebrar el día del catequista, no contaban con un canto propio que les motivara o les identificara, y tenían que recurrir a buscar interpretaciones de diócesis de otros países, así que este año han querido preparar esta sorpresa como algo propio para  los catequistas.