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Llegaron los Scalabrinianos, un refuerzo para la mejor atención de los migrantes

Llegaron los Scalabrinianos, un refuerzo para la mejor atención de los migrantes

Con la intención de sumar a los esfuerzos existentes en el tema de las migraciones, la familia Scalabriniana busca aportar su carisma y espiritualidad para enriquecer el trabajo de la Pastoral de Movilidad Humana y del Hogar Luisa.

 

Por Marianne Colmenárez 

Han pasado seis meses desde que los sacerdotes superiores de la congregación Misioneros de San Carlos Borromeo, conocidos como los Scalabrinianos, visitaron por primera vez Panamá. Tal como prometieron, han enviado a una religiosa y a un sacerdote, quienes iniciaron la misión en el istmo el 1 de junio, día de San Juan Bautista Scalabrini, “Padre de los Migrantes”.

Desde Roma, trajeron la estampa de Scalabrini.

La hermana Ligia Ruiz, originaria de Colombia y con 30 años de consagración como Scalabriniana, llegó acompañada por los misioneros brasileños Mario Geremia, sacerdote y consejero general de la congregación, y Nyzelle Dondé, superiora de las Hermanas Misioneras Scalabrinianas (MSCS), quien solo estuvo por pocos días.

Luego de servir en Brasil, Honduras, Colombia y Ecuador, Ligia asume por primera vez la responsabilidad de iniciar la obra en un nuevo país. “Con mucha ilusión acepto este gran reto, venimos a aprender, fortalecer y aportar; sé que esta experiencia renovará mi vocación totalmente”, afirmó.

 

“Yo quiero venir a Panamá”

El padre Mario Geremia, quien sirve a la misión desde Roma, señaló que el padre provincial se encuentra planificando cómo se estructurará la comunidad scalabriniana de manera definitiva en el país. En palabras del sacerdote: ¡Yo quiero venir a Panamá!

Cabe destacar que, en marzo, la hermana Ligia y el padre Mario fueron parte de delegación que acompañó a los Obispos de Fronteras a las estaciones migratorias de Lajas Blancas y San Vicente, ubicadas en Darién.

“Vimos llegar a mujeres, niños, ancianos, jóvenes, familias enteras destrozadas, venían enfermos, sin dinero, suplicando un poco de apoyo para seguir su camino. Me impactó ver la fuerza, fe y la esperanza de estos hermanos que arriesgan sus vidas en busca de un futuro digno, ellos siguen porque creen que mañana será mejor”, expresó el padre Mario. 

 

Trabajarán en redes

Aunque los misioneros y misioneras Scalabrinianas están presentes en los cinco continentes y en casi toda Latinoamérica, Panamá representa un nuevo comienzo.

“Estamos desde el sur hasta la frontera con México y acá estamos guiados por Dios para empezar a trabajar en conjunto con otras congregaciones; sabemos del trabajo de los claretianos, jesuitas, franciscanos, de la Red CLAMOR y de la Pastoral de Movilidad Humana”, enfatizó el padre Geremia.

La hermana Ligia explicó que primero visitarán las parroquias para conocerlas, desean saber qué piensan los fieles y párrocos de las migraciones. “Es importante pensar juntos, dar pasos, tejer la sinodalidad desde la realidad de los migrantes”, destacó. 

 

Voluntarios, llamados a acompañar a los migrantes en su origen, tránsito y destino.

 

Celebraron al patrono

El 1 de junio marcó una fecha significativa para la Iglesia panameña y para todos aquellos que valoran la compasión y el servicio a los necesitados. Desde el Centro de acompañamiento a migrantes y refugiados Hogar Luisa, ubicado en Parque Lefevre; la familia scalabriniana junto a los usuarios del albergue, voluntarios y agentes de pastoral, conmemoraron con una eucaristía el 119° aniversario del fallecimiento de San Juan Bautista Scalabrini y el inicio de esta nueva presencia misionera.