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Marcos Gregorio McGrath: un panameño para el mundo

Marcos Gregorio McGrath: un panameño para el mundo

Su compromiso social lo llevó a apoyar la lucha por la recuperación del Canal de Panamá, lo cual desconcertaba a los zonians, que no comprendían cómo un nacido en la Zona estaba a favor de los tratados canaleros.

 

Por Charlie Del Cid

Hace ce 100 años, nació en esta tierra istmeña Marcos Gregorio McGrath Renauld, el 10 de febrero de 1924; uno de los tantos panameños nacidos del transitismo.  Sus padres, John Thomas y Luisa, se conocieron en Panamá durante los trabajos de la construcción de la Vía Interoceánica.

La fe de ambos progenitores fue fundamental en la vida de los cuatro hijos de la familia; sobre todo cuando un accidente fatal provocó la muerte del padre de los niños en 1928.  Este suceso marcó la vida del pequeño Marcos.

Su madre Luisa decide viajar a los Estados Unidos y allá el joven Marcos termina sus estudios de bachillerato.

En la Universidad de Notre Dame, Indiana, algunos sacerdotes de la Congregación de la Santa Cruz provocan el amor e interés por América Latina y por los temas de justicia social.  En la misma casa de estudios, siente el llamado a la vida religiosa que lo llevara a varios lugares, entre ellos Francia e Italia.

 

Estaba en Chile, cuando recibió la noticia de su nombramiento como Obispo Auxiliar en la Arquidiócesis de Panamá.

 

Ya sacerdote y con estudios doctorales, decide que su lugar de trabajo sea América Latina, en concreto, Chile.  Su huella hoy se recuerda tanto en lo pastoral como en lo intelectual.  Allá recibe la noticia de su nombramiento como Obispo Auxiliar para la Arquidiócesis de Panamá.

Es la época preconciliar, los vientos del Espíritu soplaban en la Iglesia.  Hoy, sesenta años después se siguen revalorando o aplicando los documentos conciliares.   Algún obispo lo ha definido como un concilio misionero, pues la Iglesia se rejuveneció mirando sus orígenes para salir al mundo contemporáneo y evangelizarlo, con una notable participación del laicado.

Para los estudiosos y colaboradores del arzobispo McGrath, esta fue su gran tarea: el Concilio.

San Juan Pablo II y otros obispos reconocieron el papel destacado de monseñor Marcos en la elaboración de uno de los documentos fundamentales del Concilio: Gaudium et Spes.

A nivel del CELAM, le correspondió organizar, junto a otros pastores, las Conferencias de Medellín y Puebla, citas fundamentales para la vitalidad de la Iglesia en América.

 

Dejó huellas, tanto en lo pastoral como en lo intelectual.

Cristiano, la Iglesia eres tú

Cuando se le presenta la posibilidad de ir al Vaticano a servir junto al papa Pablo VI, McGrath optó por aplicar el Concilio en Panamá.

Esa puesta en práctica tuvo etapas concretas: la reapertura del Seminario Mayor San José (1970), la creación de la Campaña de Promoción Arquidiocesana para fomentar la corresponsabilidad en los laicos con su lema “cristiano, la Iglesia eres tú”, la aparición del Panorama Católico…

 

Una vida pobre y sencilla

Su opción por Panamá y los panameños fue concreción de su participación en el Pacto de las Catacumbas de 1965; un acuerdo secreto de varios obispos por una vida pobre y sencilla, para servir a los más pobres.  Este servicio por las causas sociales le hizo defender la memoria del padre Héctor Gallego, quien desapareció en 1971 en manos del gobierno militar.

Pero ese compromiso social lo llevó también a apoyar la lucha por la recuperación del Canal de Panamá, lo cual desconcertaba a los zonians, quienes no podían comprender cómo un nacido en la Zona del Canal se manifestase fervientemente en favor de los tratados canaleros.

Ya en la década de los ochenta, cuando los gobiernos militares estaban en crisis por sus propias fallas internas, McGrath apoyó la lucha civilista.  Le tocó levantar el ánimo del pueblo panameño, luego de la Invasión Estadounidense.

Si bien no fue mártir, como su amigo San Oscar Romero, sí sabemos que la cruz lo acompañó toda su vida, incluidos los sufrimientos de sus últimos años por el mal de Parkinson.

Gracias por amar esta tierra y entregarte por ella, Marcos G. McGrath.