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Más allá de la corona de Adviento, hay que procurar estar en sintonía con Jesús

Más allá de la corona de Adviento, hay que procurar estar en sintonía con Jesús

Movimiento Familiar Cristiano: la preparación incluye el perdón, el abrazo, la armonía en el núcleo familiar, porque “la familia es el último reducto de calor en un tiempo helado”.

 

Por Elizabeth Muñoz de Lao

A partir de este 1 de diciembre, en miles de hogares panameños, la corona de Adviento es el centro de la mesa donde la familia se reúne en oración cada semana, hasta llegar la Navidad.

Cada católico sabe que el Adviento es la venida, la espera, la preparación para recibir a Cristo. Esa preparación va en sintonía con ese nacimiento que ya llegó y que en nosotros debe llegar al corazón, a nuestro núcleo familiar donde hay jóvenes, niños, adultos y los abuelos.

Bendición de las coronas.

Al respecto, se refirió el diácono Antonio Tapia Bloise, coordinador de la Pastoral Familiar Arquidiocesana. Según el diácono permanente, como cristianos, debemos bajar la intensidad de nuestra vida en el activismo, que nos lleva a que cuando llegamos a casa queremos ver Netflix, el celular, las redes sociales, que han permeado a cada individuo y que no se han dosificado en la familia.

Argumentó que el Adviento, más allá de la corona, los nacimientos, las canciones navideñas, las lecturas de cada semana, nos deben llevar a:

  1. Recordar el pasado, que es celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús.
  2. Vivir el presente, teniendo a Jesús en nuestras vidas. Es reconocer la presencia de Cristo y estar vigilantes, desde Él, en la justicia y el amor. “Y hay que comenzar conmigo primero, en sintonía con Él”, adujo el diácono.
  3. Preparación para el futuro, que consiste en estar listos para la segunda venida, la parusía de Jesús, que traerá salvación y vida eterna.

Con estos tres elementos, nos ponemos en sintonía, en contexto con los objetos simbólicos: la corona de Adviento, las velas, el nacimiento, pero hay que sentir la presencia de Jesús, señaló.

 

El pasado

Estos elementos los debemos trasladar a la familia, señaló Antonio Tapia.

Pero, ¿cómo se puede hacer? Pues, poniendo en práctica, primero, el recordar el pasado, porque hacerlo es también recordar de dónde viene cada uno. La realidad de nuestro tiempo, es el descarte, lo que es viejo no sirve, expresó. Es necesario recordar de dónde salimos, quién nos crio, quiénes somos, “y eso me lleva a valorar a los que me acompañaron en mi crecimiento. Si no valoro eso, soy muy superficial, es como contemplar el nacimiento y la corona, sin sentir la presencia de Jesús”, destacó.

 

El presente

En cuanto a vivir el presente, es tener a Jesús en nuestra vida. El Adviento nos debe recordar que nosotros caminamos con Cristo, si ese caminar se trae a la familia, es reconocer que en la familia cada uno es importante y debe pasar tiempo junta.

Hay que realzar la importancia de decir te quiero y comer sin celular, porque eso aleja a la familia. El hoy es vivir el presente con quienes son importantes, porque ellos nos hacen ser parte de algo.

 

El futuro

El último elemento, la preparación para el futuro, es estar listo para la parusía, la segunda venida. Pero, ¿cómo puedo estar listo si no he aprendido a perdonar al abuelo, al papá, al hermano?

Es importante el consolar, argumentó, y la pandemia dejó claro que a veces no nos aguantamos en casa.

“No debemos estar solo en lo nuestro, sino que hay que convivir y consolar, sin esquemas, sin estructuras, sin filtros. Así somos, desde la mirada de Jesús y, como miembros de la familia debemos prepararnos para dar a los otros.

Ese círculo de la corona de Adviento nos da ese vínculo en la familia. Cada miembro tiene su creencia, pero cómo la vive es importante”, resaltó el diácono.

Más allá de esperar, el tiempo de Adviento es dar esperanza a los hijos, a los papás, a los abuelos, como lo dice el papa Francisco.

Lo esencial está en la familia y eso, a veces, lo dejamos a los maestros, al Estado, y eso no puede ser, manifestó.

Que este Adviento nos lleve a la dinámica de no perder más tiempo en un futuro que es utópico, y dar tiempo a la Iglesia Doméstica, pidió a los católicos.

 

Movimiento Familiar Cristiano

Rutilio Pérez, presidente nacional del Movimiento Familiar Cristiano, y su esposa Candelaria Montes de Pérez, precisaron que el primer domingo que se inicia el Adviento, como movimiento y como familia, se reúnen en torno a la corona a realizar la oración y las lecturas que sugiere la Iglesia. Se enciende la vela y se reflexiona la lectura bíblica.

Rutilio Pérez y su esposa creen en la autoevaluación como familia.

La pareja hace un llamado para que los padres animen a los niños a rezar con los demás, a ayudar en casa, a compartir los bienes, porque Navidad es compartir y este movimiento comparte con los más necesitados en tiempo de Adviento.

Cada grupo selecciona en su área alguna familia y busca la manera de ayudarla emocional y económicamente. Se convive y se comparte con todos los que asisten, con comida, piñata y regalos.

Se entiende que es un paliativo, dijo, porque igual la pobreza se mantiene, pero entre tanta angustia y sufrimiento, se trata de llevar un rayo de luz a la familia, especialmente, a los niños. Es esa luz de las velas de la corona de Adviento la que se proyecta en los que nada tienen.

“Dios nos ha enseñado que, así como Él da, nosotros también. Hacemos vida la Navidad en el tiempo de Adviento y eso lo llevamos a la familia”, resaltó el presidente del Movimiento. 

En estos tiempos en que nos bombardean los medios, el consumismo, muy poco se da el análisis interno, la espiritualidad, la autoevaluación, cómo estamos como familia, lamentó.

 

Se vive el día a día. El papa Francisco desea que se llame “Fiesta de la paz” porque es muy importante voltear la mirada hacia los demás, alimentar la parte espiritual y esa sensibilidad con el que nos necesita, agregó.

 

Es una lucha constante para la formación de los hijos, para el bien de la sociedad.

“La familia es el último reducto de calor en un tiempo helado. Hay que hacer que la familia se reúna, se abrace, se perdone, que esté en armonía. Así es como se está preparado para recibir la llegada de Jesús”, enfatizó, al finalizar, Candelaria Montes de Pérez.

 

Las hay con flores de diversos colores, pero el verde de la esperanza no debe faltar en el círculo.

 

Corona de Adviento:

El círculo nos lleva al pasado, presente y futuro, explicó el diácono Antonio Tapia. El verde es la esperanza en la venida, del que vino y el que ha de venir, añadió.

 

“Con los colores de las cuatro velas, no nos hagamos problema. Se prende una cada domingo”, destacó Tapia.

 

Existen los subsidios litúrgicos de Adviento: la bendición de la corona en la misa, que lo hace el sacerdote; la bendición de la corona en familia, para los laicos, y la bendición del pesebre (nacimiento) en familia, también para los laicos.

En torno a la mesa, se reúne el núcleo familiar, se hace una oración sencilla, se enciende la vela, se hace la reflexión que pide la Iglesia y se culmina con una oración final, cada semana.

Rutilio Pérez y su esposa, Candelaria de Pérez, dieron a conocer que, en cada casa de los miembros del Movimiento Familiar Cristiano, hay una corona de Adviento. Este Movimiento ha revolucionado el tema de la corona, pues muchas familias no la colocaban en sus hogares, simplemente porque no la conocían.  Eso ha cambiado.

Tanto la pareja como el diácono coincidieron en que, en  tiempo de Adviento, es muy importante practicar las obras de misericordia y recordar a las familias separadas, habitantes de calle, reclusos, enfermos en el hospital, drogadictos, alcohólicos, ludópatas o niños y jóvenes abusados. El reinado de Cristo es en el servicio a los demás, es abrir el corazón y ser sensible a todo lo que sucede a nuestro alrededor.