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Matrimonios sumergidos en el círculo de la violencia.

Redacción: Carlos Herrera – @mejorpareja.mejorfamilia

Antes de responder, quisiera hacer referencia a una frase para abrir este tema. “El ser humano busca domesticar aquello a lo que le tiene miedo”. Por eso vemos que la necesidad de actuar y retar animales, personas, cosas; lo hace para restar poder de ese agente que causa miedo en mí, que causa que pierda el control de mis impulsos. 

Con el término violento no solo hago referencia a la violencia física, hago referencia también a la violencia psicológica, económica, sexual, patrimonial y verbal. Lamentablemente esta situación es más común de lo que imaginamos. 

Existe una estrecha relación entre la persona violenta y la dinámica de convivencia familiar que tuvo de su familia de origen, aunque este no es el único factor.  

También están presentes problemas crónicos de autoestima, donde utilizan la violencia como arma de control o ahogan sus frustraciones hiriendo a su pareja.

Estadísticas recientes en Panamá indican el aumento de violencia doméstica producto de la cuarentena. El Ministerio Público señala que, durante los días de marzo, las cifras de denuncias receptadas sobresalen las denuncias de maltrato de hombres a mujeres y algunos otros de parte de los padres a sus hijos.

No permitamos que el circulo de la violencia y agresividad crezca aun en tiempos de distanciamiento social. 

Y para responder a la pregunta inicial. Creo en los cambios del ser humano, creo que una persona puede dejar de ser violenta, pero esto no se da simplemente por un deseo, tiene que involucrarse una modificación desde lo humano y espiritual. 

Estadísticas recientes indican el aumento de violencia domestica producto de la cuarentena.

 

Fortalezcan la espiritualidad en el matrimonio

  • Infórmate sobre la violencia:   el conocimiento transforma a la víctima indefensa, infórmate sobre temas legales, psicológicos, para identificar y prevenir acciones violentas.
  • Ambiente de respeto:  procuren que la comunicación se mantenga en todo momento en un ambiente de respeto, aceptación de las diferencias y tolerancia.
  • No “normalicen” la violencia: está probado que cuando se acepta esta situación una vez, comienza un proceso de “normalización de la situación”. Una agresión siempre es importante.
  • Expresa con libertad lo que sientes y quieres:  plantea tu punto de vista con respeto, claridad y firmeza. Sin miedo a lo que puede decir o hacer tu pareja.
  • Proyecto de vida matrimonial: construyan y diseñen la manera en que desean vivir su vida conyugal, llegando a acuerdos y anticipando situaciones.
  • Busquen ayuda: estos casos se pueden manejar desde el acompañamiento terapéutico, la dirección espiritual y la práctica de fe cristiana.