, ,

Mi hijo adolescente dice que es ateo, ¿qué hago?

Mi hijo adolescente dice que es ateo, ¿qué hago?

¿Representa una prueba el hecho de que alguno de nuestros hijos comente que ya no quiere asistir a misa porque se autodenomina ateo?

 

Por Karla Díaz

“No cree en Dios, no cree en nada”, dice algún hijo a sus padres y por un momento se siente un descontrol en la familia…

En ese sentido, el Padre Nelson Magallón destaca que la primera actitud debe ser no escandalizarse, tomarlo con calma y pensar que siempre puede haber una posibilidad de  que esta situación se presente, pero sobre todo que cuando se da, hay que dialogar.

“El diálogo es algo fundamental, se le debe preguntar acerca de las razones por las cuales dice ser ateo, y sobre todo si sabe a fondo el significado  de ser ateo”, destaca el sacerdote.

Agrega que “Comprender” es la otra parte que toca a los papás, pues en esas edades de la adolescencia, la rebeldía se manifiesta de muchas maneras. Además, la religión puede ser vista como algo tradicional, anticuado, y más si en su casa le han obligado o le metieron miedo con la religión…definitivamente va a haber una revelación contra ella.

También hay que tratar  de entender que la historia psicológica y afectiva de la persona influye muchísimo. “Si hay heridas afectivas a nivel de los padres, eso influirá mucho. Lo otro es no forzar, si la persona no quiere, opino que obligar empeora el asunto”, asegura el padre.

 

Es algo más frecuente de lo que parece

El Psicólogo Clínico y Terapeuta, Carlos De León  señala que, en la adolescencia, negar la existencia de Dios, la fe, o decir abiertamente que uno es ateo es algo frecuente, y que puede ser por varias razones.

Primero, destaca el profesional, se puede deber a un factor social, los amigos, la moda, la farándula, lo que se recibe a través de los medios de comunicación y  que no alimentan su fe. También se pueden generar ciertos conflictos porque cuando uno es niño, en la inocencia, se tiene esa bondad de la apertura a las cosas de Dios, se es obediente, se es dócil, se  sigue el ejemplo de los padres, pero cuando se entra a la adolescencia, en la cual dejan de ser niños para comenzar el camino a la vida adulta, se  crean confusiones.

“Cuando pasan de la infancia a la adolescencia comienzan a ver que la vida no es como uno creía cuando eran niños; se torna un poco oscura, difícil, existen las enfermedades, las guerras, separaciones, una serie de conflictos dentro de la persona que cuestionan sobre si realmente Dios existe, pues si existiera por qué estaría experimentando todas estas cosas negativas en la vida”, apunta.

 

No se acaba el mundo

No debemos aferrarnos, ni apresurarnos, pues el mundo no se acaba por el hecho de que alguno de nuestros hijos adolescentes mencione la palabra ateo. Mas bien debemos pensar y transmitirle que Dios tiene un propósito con cada uno de nosotros y ha nacido dentro de una familia católica que no lo dejará desamparado.

 

“Que vean  en nosotros tranquilidad y serenidad, que no estamos desesperados. No obligarlos es importante, pues de lo contrario se volverán rebeldes y evitarán a toda costa todo lo que tenga que ver con la fe”, dijo el psicólogo.

 

Finalizó diciendo que como padres de familia no debemos preocuparnos  tanto por este tema, pues esa es la moda, ya que ellos consideran que una persona que profesa su fe es una persona que se ha quedado en el pasado, y que todo lo que no sea palpable, no tiene razón para discusión.

 

Algunas orientaciones por seguir

Por lo general, a esta edad comienzan a criticar la vida desde la razón y no le dan la apertura a la fe. Nuestro experto  menciona algunos consejos que son útiles si se presenta la situación:

  • Lo que como padres han sembrado desde pequeños va a ser de gran valor, por eso es importante la transmisión de la fe en la casa desde la infancia, celebrar la iglesia doméstica donde se comparte la Palabra, donde se participe a través de una vida parroquial, ya que son momentos que nunca se olvidan.
  • Probablemente, lo que suceda sea un momento de crisis en el cual el joven no ha podido contemplar la experiencia de fe que ha tenido su familia. Tal vez el joven siente que la vida es compleja y complicada, por eso necesita nutrirse de esperanza, tener confianza ver la vida de otra manera y eso nos lo regala Dios como un don gratuito.
  • Es importante  escuchar a tu hijo con atención, mostrarle amor, empatía, no tratar de condicionarlos, por el contrario, como padres debemos  amarlos, respetarlos, ser atentos, en ese momento de su crisis existencial.
  • También mostrarle a nuestros hijos, cómo nosotros como padres vivimos la  alegría de servirle al Señor, de estar con los más necesitados, los más vulnerables, de compartir la Palabra con otras personas, siempre mostrar una sonrisa a pesar de las situaciones adversas.

 

Siempre hay que estar pendientes

Si una persona dice que es atea es algo que se va desarrollando poco a poco y desde pequeños. Entonces se debe conversar para descubrir cuáles son las bases para que un joven tenga esa conclusión, porque aunque la mayoría de las veces no debe preocuparnos, nunca debemos dejar de prestar atención.

El joven puede sentir que Dios lo ha abandonado.

Así lo aseguró la Psicóloga Angela María Rodríguez, quien además agrega que puede haber algunas conductas que hacen que como padres podamos pensar que nuestros hijos tienen esos pensamientos.

“Por eso es importante mirar lo que gira en torno al joven, de dónde está sacando esa información, quienes son las personas que tiene alrededor y los lugares en donde se está desarrollando”, destaca.

Agregó que luego de eso podemos hablar de varias teorías, una de ellas puede ser porque la persona pasa por situaciones difíciles, y en este mal manejo de emociones siente que Dios lo ha dejado.  También  personas que trabajan con la ciencia al sentir que son mucho más y que pueden hacer cosas que otras personas no, puede que sientan que  tienen ese poder muy parecido al de Dios y  pierden la parte espiritual.

“Es importante ver el contexto, ver qué estamos haciendo para propiciar esa conducta. Estar en contacto nosotros mismos con la parte religiosa, para que con nuestro ejemplo sepan por qué deberían creer”, concluyó.