Su diversidad es su riqueza. Son distintos, pero uno solo para amar y trabajar con Jesús. Son misioneros que se desprenden con alegría de lo que tienen, para darlo en pro de la transformación de la sociedad.
Por Karla Díaz
Sacerdotes, hermanos y laicos miembros de los Misioneros del Verbo Divino de la zona PANAM que comprende Norte, Centro y Suramérica, estuvieron reunidos en nuestro país para discutir, dialogar e intercambiar ideas sobre las realidades de cada una de las provincias que conforman la zona, y presentar sus respectivos informes con miras a fortalecer el trabajo en cada una de ellas.
El padre Nevil DSilva, de la India, Coordinador de la zona Panamericana, señaló que en esta reunión participaron 25 personas para debatir e informar sobre la misión Verbita en el continente, proyectándose hacia el futuro para saber cómo pueden responder a las necesidades de los nuevos tiempos.
“Nuestra congregación es internacional e intercultural; somos de Misión Ad Gentes, estamos para salir a diferentes partes del mundo, a diferentes periferias sociales, salir a las realidades eclesiales y culturales de nuestro mundo”, dijo el padre Nevil.
Agrega que, aunque es una labor difícil, es también una bendición porque todos tienen la misma meta, el mismo objetivo, anunciar a Dios, no importa el idioma, la cultura o el país, pues todos son capaces de entender el mensaje de Cristo.
Y eso lo sabe muy bien el sacerdote, pues a pesar de ser de La India, desde que inició su ministerio como misionero Verbita, hace 25 años, ha trabajado en el hermano país de Ecuador en donde se ha sentido como en casa.
“Ser misioneros para nosotros es un regalo de Dios. En Ecuador hemos pasado momentos duros, pero la misión hay que hacerla con alegría, desde el corazón, porque en cualquier circunstancia he aprendido que las mismas personas nos enseñan a cómo caminar con ellos”, destaca.
Pero, ¿qué es ser un misionero Verbita?
Un misionero Verbita es una vocación para anunciar la Palabra de Dios donde no está anunciada, o está anunciada de manera insuficiente. Su carisma es ir hacia la gente, hacia las periferias, donde las personas necesitan esa presencia espiritual y material. “Allí donde podamos trabajar juntos con la gente, donde puedan participar y enriquecerse de nuestra espiritualidad y nosotros de ellos, de sus familias, de sus trabajos, y juntos transformemos nuestra sociedad desde Cristo y desde el evangelio, allí estaremos”, recalcó.
El mejor idioma es el amor
El padre Adam Oleszczuk, polaco de nacimiento, destaca que escogió ser misionero Verbita precisamente por eso de salir, de no quedarse en un solo lugar para llevar el evangelio.
“En Polonia es muy común que uno de joven se pregunte si tiene ese llamado a ser sacerdote, y yo siempre lo supe, pero tenía claro que quería ser misionero, y no me equivoqué, pues durante estos años el trabajo ha sido lleno de alegría”, dice.
Su trabajo lo realiza en la actualidad en Estados Unidos, pero ha estado también en Jamaica y en las Isla de San Martín, y durante 26 años ha sido testigo del buen trabajo con los jóvenes, siempre tratando de ayudarlos. “Con los jóvenes hemos tratado de mejorar su calidad de vida, su futuro. Se les enseña informática, matemáticas y algunas asignaturas para que pudieran entrar a la secundaria y a la Universidad sin problemas. Hoy muchos están graduados de doctores, por ejemplo”, dice orgulloso el padre Adam.
Verbitas en la Amazonía
Con 33 años de consagración como misionero Verbita, el padre José Boeing realiza su trabajo en la Amazonía, en su país natal Brasil. Allí trabaja en la pastoral de la Tierra, es coordinador de las comisiones de la red eclesial panamazónica, y además es abogado, con una maestría y un doctorado en Derecho Ambiental.
“En la Amazonía hay un trabajo fuerte de la iglesia. Tenemos laicos asociados a la congregación, es un trabajo adentro y afuera, en el cual nos preocupamos de las vocaciones, ya que es necesario tener más misioneros, precisamente para la misión”, dijo
Agregó que a pesar de todo, en Brasil tienen una labor muy grande, pero también muy hermosa, ya que son 270 misioneros Verbitas y eso da gran riqueza, además del trabajo de los laicos y de las mujeres, que de hecho son el 70% de las que conducen la labor pastoral dentro de las comunidades eclesiales de base.
La importante labor de los laicos
Rogelio Rodríguez, misionero laico de la iglesia, junto a su familia fue uno de los primeros líderes guías que misionaron en Panamá junto a los Verbitas.
Para él, este trabajo es un compromiso al servicio, primero a Dios y luego a las comunidades, sacerdotes y hermanos, para compartir la Palabra y dar ese aliento del mensaje de amor a quienes lo necesitan.
“Asisto a los sacerdotes cuando vienen de diferentes países. Conmigo hacen sus trámites de visa, residencia, licencia de conducir, y los acompaño en algunos trabajos por mucho tiempo, pero siempre feliz de servirles.
Su esposa Rubí ha sido su principal pilar, fue ella la que le insistió, aunque al principio él tenía dudas. Hoy no se arrepiente de nada, el Señor no lo ha abandonado ni a él ni a su familia y se siente complacido de lo que hace.
“El carisma Verbita es el amor de Cristo, entender a quién está a tu lado, y lo que necesita; significa entregarse y comprometerse con el prójimo”, puntualizó.
Los misioneros Verbitas inauguraron hace poco un Seminario en Alcalde Díaz, y llevan el caminar pastoral de las parroquias Medalla Milagrosa y San Jerónimo de la Cabima.