Observadores asumieron su compromiso cristiano y ciudadano

Observadores asumieron su compromiso cristiano y ciudadano

“La labor de los observadores electorales es fundamental para garantizar la transparencia del proceso electoral y que las elecciones cumplan su cometido. El informe que nos hace llegar la Iglesia Católica siempre lo presentan detalladamente con las irregularidades y recomendaciones para mejorar algunas aspectos del proceso, sus sugerencias se toman en cuenta para la próxima Reforma Electoral”, así lo afirmó el magistrado Heriberto Araúz, presidente del Tribunal Electoral.

Tal como lo indica el magistrado,  la labor realizada por los 1,500 observadores electorales ubicados en 450 centros de votación a nivel nacional, estuvo apegada a los principios de objetividad, transparencia e imparcialidad al momento de ir registrando sus observaciones sobre las condiciones en las que se desarrolló el proceso electoral.

Desde bien temprano Maribel Jaén, directora de Justicia y Paz recibía reportes sobre la apertura de la jornada. Ella junto a un equipo bien estructurado estaban ubicados en el Centro de Coordinación Nacional dispuesto en la Universidad Santa María La Antigua (USMA) monitoreando todo lo que acontecía en la jornada, desde la instalación de las mesas hasta  el conteo de votos.

Desde la USMA vigilaban  también las funciones de los mismos observadores, que incluía la aplicación de tres mil encuestas a boca de urna que permitió tener ya en horas del mediodía una aproximación de la intención del voto.

El resultado de las encuestas solo pudo ser visto por los obispos panameños quienes se reunieron en la USMA luego de ejercer su derecho al voto.

Para el presidente del Colegio Nacional de Abogados, Dionicio Rodríguez, la labor de los Observadores Electorales de la Comisión de Justicia y Paz de la Iglesia Católica, es positiva y conciliadora y dan ese respaldo al trabajo que realizan el Tribunal Electoral y la Policía Nacional.     

Durante el día en la USMA recibieron la visita de Observadores Internacionales de alto nivel como: Carlos Alfonso Negrete, Ombudsman de Colombia y Presidente de Ganhri; Iris Miriam Ruiz, Defensora del Pueblo de Puerto Rico y Augusto Jordán Ro-das, Procurador de los Derechos Humanos de Guatemala; quienes en compañía de Alfredo Castillero Hoyos, Defensor del Pueblo de Panamá reconocieron la labor realizada por Justicia y Paz.

Protagonistas de la democracia

El primer ejercicio que realizó la Iglesia, aún antes de la constitución oficial de la  Comisión de Justicia y Paz fue para las elecciones de 1989; cuando el país atravesaba por una crisis democrática marcada por un gobierno militar, y con instituciones que gozaban de poca credibilidad en la ciudadanía.

En ese momento el arzobispo Mcgrath (q.e.p.d.), convocó a un grupo de laicos y solicitó preparar el primer ejercicio de observación electoral.

Desde esa primera experiencia la intención era poder obtener para la Conferencia Episcopal, información confiable del comportamiento electoral de la ciudadanía y de las estructuras oficiales encargadas de la prepa-ración y del proceso electoral, así como de garantizar el respeto a la voluntad ciudadana.

Para esto la Iglesia necesitaba tener su propio mecanismo de recolección de la información, es así como se realiza la primera experiencia  en condiciones difíciles ya que el régimen militar no miraba con buenos ojos este papel por parte de la Iglesia.

Por esta razón el mecanismo estuvo caracterizado por ser un proceso muy discreto, para la seguridad de los voluntarios y para garantizar también datos confiables.