Son fragmentos de huesos del venerable y llegaron para permanecer entre aquellos que le piden con fe y devoción sin importar la nacionalidad.
Por Martha Tiffer
Martha es una chica que le agradece mucho a José Gregorio Hernández. En marzo de 1982, cuando regresaba con sus padres de un viaje que supuestamente debía ser de vacaciones, aterrizó en medio de una crisis por hidrocefalia congénita, debido a la obstrucción de una válvula que tenía en su cabeza. Al día siguiente fue internada para ser operada.
En medio de su recuperación recibe una carta de Daisy, la aeromoza que la atendió a ella y a sus padres durante el vuelo de regreso a Panamá y con la carta una estampa del ahora beato. La auxiliar de vuelo le pide a Martha, que en ese tiempo tenía 8 años (hoy tiene 48), que le pida con mucha fe al venerable José Gregorio Hernández por su sanación y recuperación.
Martha revela que esa fue la última vez que se obstruyó la válvula y que visitó una sala de operaciones. Ella siempre recuerda ese episodio de su vida y está convencida de que José Gregorio Hernández es digno de fe y veneración.
Exaltación de las virtudes de José Gregorio Hernández
Durante la homilía, el R.P. Alejandro Araya exaltó las virtudes de José Gregorio Hernández, virtudes de fe, esperanza y caridad en las que se resumen sus cualidades donde la presencia divina es evidente. “Fue un médico con vocación, con mucho amor hacia el necesitado. Desprendido y servicial”, expresó.
Reliquia e imagen llegan a San Gerardo Mayela
Cuenta el Padre Araya que, la reliquia e imagen de José Gregorio Hernández llegaron a la parroquia por gestiones de la familia Rivas-Leteau. Venezolanos que lo pusieron en contacto con el obispo Tulio Ramírez, vicepostulador para la causa de beatificación. Esta reliquia e imagen son distintas a las que están en la Catedral Basílica Santa María la Antigua, ambas son de primer grado. Son fragmentos de huesos del venerable y llegaron para permanecer entre aquellos que le piden con fe y devoción sin importar la nacionalidad.
Testimonios de fe y devoción
Entre los asistentes a la ceremonia estaba alguien muy singular. Un pequeño niño vestido igual a José Gregorio Hernández y curiosamente lleva el nombre del beato. Su papá nos dijo que ellos son devotos desde que estaban en Venezuela y que le inculcaron desde pequeñito la fe y devoción por él.
Arlit Leteau comentó que José Gregorio le devolvió la vida a su hermano quien sufrió un accidente donde tuvo fractura de cráneo, después de que solo le dieran 72 horas de vida y de mucho pedir, con el tiempo se ha recuperado totalmente y ahora vive una vida normal.
Entronización de la reliquia e imagen
Previo a la entronización, en procesión, la comunidad con ramos de flores en las manos rodeaba la reliquia e imagen frente al altar. Luego la comunidad venezolana, entregaba con emoción la bandera de Venezuela.
Mientras el sacerdote Araya conducía la reliquia e imagen a su estancia permanente, imponía la bendición con ella a la feligresía. Ambas reposarán junto a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, patrona de los Redentoristas.
