Dos hermanos de 3, 5 y 7 años se plantearon escribirle al Rey de Reyes, cuando juegaban. Un cuento esperanzador en medio de la pandemia.
P. Juan García Inza/ReL
Los tres hermanitos, de 3, 5 y 7 años, se reunieron en asamblea el día de Navidad, y el mayor planteó una cuestión importante.
-Hermanos, todos los años por estas fechas escribimos una carta a los Reyes pidiéndole cosas bonitas. Y los Reyes nos traen siempre lo mejor, y nos hacen felices. Pero esta noche durmiendo he pensado que nosotros no pedimos nada para ellos.
– ¡Es verdaaaad!, -dijo el segundo.
– Y, ¿qué podemos hacer nosotros que no somos magos?, -pregunto el más pequeño.
– El mayor se quedó un poco pensativo y, después de un rato de silencio, dijo: -Yo creo que podemos pedir algo bonito para los tres.
El segundo pregunta: -Y, ¿a quién se lo pedimos si no hay reyes más magos que ellos?
Y el hermano mayor rotundamente afirmó: -Pues sí que hay, en el Cielo está el Señor que dijo que era Rey, ¿no recuerdan que rezamos siempre Venga a nosotros Tu reino…?
¡Siii…!, -dijeron a coro los otros dos hermanos. Y el pequeño preguntó con toda su inocencia: -Y si los Reyes tienen de todo, ¿qué vamos a pedir para ellos?
Se hizo un silencio, cerraron los ojos y se pusieron a pensar.
De pronto el mayor mirando a sus hermanos dijo: – ¡Ya lo tengo! Vamos a pedirle a Jesucristo Rey que les de fortaleza y alegría.
-Sí, son mayores como nuestros abuelos y tendrán alguna dolencia ¿no?
El pequeño sugirió: – Pues pedimos para ellos la medicina que toma nuestro abuelo Juan.
-Sí, -dijo el segundo-, y las yerbas que toman nuestras abuelas…
-Bueno, vamos a escribirla –dijo el mayor-. Le diremos al Rey del Cielo lo que queremos para los Reyes Magos, ¿Les parece?
– ¡Siii…!, -contestaron a coro los otros dos.
-Bien. Empezamos:
Querido Señor Rey, es la primera vez que te escribimos. Hemos pensado pedirte algunas cosas para nuestros Reyes Magos. Tú sabes que son mayores y tendrán algunos achaques. Te pedimos para ellos unas pastillas para los dolores, unas yerbas para el estómago, mucha felicidad y mucha alegría, y, ¡otra cosa!, les vendría bien algunos cojines para ir más cómodos en los camellos. Esperamos que todo eso pueda ser, ya que ellos vienen todos los años para regalarnos a los niños cosas bonitas y, sobre todo, mucha alegría. Gracias Señor, le dejamos la carta a nuestro sacerdote para que te la haga llegar.
Te quiere mucho Juan, Manolo y Álvaro.
Firmaron todos, el más pequeño hizo un garabato. Buscaron un sobre en el despacho del padre y la metieron. Era una carta nada menos que para Jesús, y ellos se sintieron muy felices porque era la primera carta que escribían, y destinada al Cielo.
Fueron a la parroquia y buscaron al sr. Cura. Cuando lo encontraron le dijeron: – D. Manuel, traemos una carta para el Cielo.
D. Manuel contesta: – ¿Para todo el cielo?
El hermano mayor llamado Juan dijo: – No, para todo el cielo no, es para Jesús.
-Y, ¿Qué le dicen a Jesús?
Manolo: – Le hemos pedido unas cosas como regalo para los tres Reyes Magos.
– Dijo el pequeño, ¿se la dará usted?
– Claro, pequeños. Mañana, cuando celebre la Misa, que es el momento que mas cerca estoy de Él, se la doy.
-Claro que sí. Seguro que Él se pondrá muy contento al ver el gran corazón que tienen. Bien, y si les parece vamos al Sagrario y le dicen que no se olvide de leer la carta.
-Gracias sr. Cura. Este año nos asomaremos a la ventana para ver la cara de alegría que traerán Melchor, Gaspar y Baltasar.