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Seminaristas recorren casa por casa poblados de Chimán y el archipiélago

Seminaristas recorren casa por casa poblados de Chimán y el archipiélago

La misión está marcada por el testimonio de fe de la gente. Ante tantas dificultades, desafíos y limitaciones, sus pobladores permanecen firme en la fe y creen en la presencia de Dios, en la presencia de la Iglesia católica, en estas áreas apartadas de nuestro país.

 

Por Betzaida Toulier U.

Trece seminaristas están viviendo este verano una experiencia misionera en comunidades de la costa de Chimán y Archipiélago de Las Perlas, como último paso para el sacerdocio.

Encabezados por el Rector del seminario Mayor San José, P. Luis Núñez, el acompañamiento del P. Giovanni Mesuti, P. Israel Ramos, y el diácono Fernando Suárez, los seminaristas están divididos en grupos de dos para visitar las Islas de Casaya y Saboga, La Guinea y Pedro González, San Miguel, La Esmeralda y La Ensenada. Otro grupo está en Chimán, Gonzalo Vásquez, Brujas, El Hato, Unión Santeña. Un seminarista en San Cristóbal de Chepo.

 

Experiencia enriquecedora para seminaristas

Para el padre Luis Núñez, rector del Seminario Mayor San José, esta experiencia le aportará mucho y reforzará aún más el deseo de los seminaristas de estar al servicio de la Iglesia como futuros sacerdotes, de estar al servicio del pueblo de Dios.

Son comunidades distantes, llenas de esa presencia de Dios.

En su trato con los lugareños, los seminaristas palpan la realidad de estas comunidades apartadas, inclusive la práctica de su fe muchas veces limitada por la falta de sacerdotes, asegura. “Esto va despertando en los seminaristas el deseo de querer un día trabajar en estas comunidades distantes y con tantas limitaciones, pero tan llenas de esa presencia de Dios”, dijo.

De ahí, la importancia de que de nuestra propia iglesia panameña surjan vocaciones que quieran trabajar, “en estas áreas que tienen hambre y sed de Dios y quieren que un sacerdote les atienda”, agregó.

 

 

Los seminaristas palpan la realidad de estas comunidades apartadas, inclusive la práctica de su fe muchas veces limitada por la falta de sacerdotes.

 

Lo hacen casa por casa

En la misión en Chimán está el padre Núñez, el diácono Fernando Suárez y cinco seminaristas. Al igual que el resto de los enviados a misión, recorren casa por casa las comunidades.

En su recorrido comparten la palabra de Dios en las comunidades, y hablan de la importancia de que los niños y jóvenes reciban los sacramentos de iniciación cristiana, pero como señala el seminarista Carlos Bárcenas, se hace difícil por la falta sacerdotes.

Esta realidad lo ha marcado y considera un privilegio tener eucaristía diaria, y confesores, algo que estas comunidades reciben quizás solo en las fiestas patronales. “Hay que rezar para que haya más vocaciones”, advierte