La honestidad es un área donde un adolescente se tambalea, a veces por la presión social o por sus propias inseguridades. Toca guiarlo para que tome las mejores decisiones.
Por: Karla Díaz
En la adolescencia se hace fundamental el reforzar en los jóvenes la importancia de vivir con valores. A veces, por lo difícil de la edad, los padres de familia piensan que no es necesario, pues aparece la rebeldía y otros factores que hacen que miren hacia otro lado evitando dialogar sobre el tema.
Uno de ellos es la honestidad. ¿Cómo manejar las mentiras? ¿Cómo oriento a mi hijo que miente sobre sus calificaciones? ¿Cómo enfrentar que me mientan y salgan a lugares que sé no están hechos para ellos?
Lo primero es tener una cercanía, formar una relación donde haya confianza con el joven para poder orientarle mejor. Si se aprecian algunas mentiras o actitudes que sabemos no están bien, lo mejor es conversar rápidamente sobre el tema y hacerles ver la realidad.
Ser una persona recta y honesta, con valores, ahorrará problemas a lo largo de su vida y en cualquier etapa. En cambio, la mentira y las dobles caras pueden conllevar distintas consecuencias negativas.
“La mejor forma de inculcar la honestidad es a través del ejemplo. En mi posición como docente, trato a través de mis acciones, hacerles ver que nada justifica decir mentiras y que tarde o temprano llegarán las consecuencias”, destaca Xiomara Reyes, docente en el Instituto Ricardo J. Alfaro.
Agrega que en el colegio donde labora, los docentes celebran no solo el valor de la honestidad, sino todos los demás valores, y lo hacen a través de dinámicas, desde juegos y cantos, hasta incluso dramatizaciones.
Gracias a estas enseñanzas, tendrán una referencia a través de la cual guiar su vida. Un camino al que aferrarse para no perder el buen norte.
Para enseñar valores y ponerlos en práctica también se hace necesario tener guías sobre cómo reaccionar a situaciones difíciles. De esta forma se traducen como un grupo de reglas y guías para los retos que encuentra el joven a lo largo de su vida.
Pese a todo con mucho apoyo y orientación de los padres, se puede ayudar a los hijos a aprender a elegir la honestidad diariamente.
De hecho, la profesora Reyes reafirma este punto, recalcando que la participación de los padres es pieza clave en la enseñanza de este valor, ya que son ellos mediante el diálogo y la convivencia en casa quienes dan el mejor ejemplo para sus hijos.
Siempre decir la verdad
Los niños y jóvenes aprenden acerca de la honestidad y la mentira en casa, sobre todo de sus padres y otros adultos importantes en sus vidas, aunque sus compañeros ganan influencia a medida que los niños entran a la escuela.
Los padres les ayudan a aprender la diferencia entre la realidad y fantasía, y la importancia de decir la verdad. Aunque los padres lo den todo pueden esperar que sus adolescentes se abstengan de mentir, pero tampoco será raro que los adolescentes digan una mentira ocasional.
Para los adolescentes, a menudo, es necesario reforzar las lecciones sobre la honestidad y la confianza. Y si hay señales de que son constantemente deshonestos pueden necesitar ayuda adicional para comprender la importancia de este valor.