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Somos Iglesia Doméstica

Somos Iglesia Doméstica

Por Juan y Sol Pimentel

Nos viene a la mente ese lema tan acertado que siempre escuchamos al inicio de la Campaña Arquidiocesana “Cristiano La iglesia eres tú”, hoy se hace realidad, pero de forma literal, experimentar la crisis mundial por el Coronavirus nos ha hecho despertar y salir en defensa de nuestra Fe.

Hay mucha historia entorno a este tema, pero nos centraremos en algunos numerales del Documento Conclusivo de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericana y del Caribe, Aparecida (D.A), Brasil, inaugurada el 13 de mayo del 2007.

El capítulo 3, numeral 114 del Documento de Aparecida, cita lo siguiente: “Proclamamos con alegría el valor de la familia en América Latina y el Caribe. Y el Papa Benedicto XVI afirma que la familia, patrimonio de la humanidad, constituye uno de los tesoros más importantes de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Ella ha sido y es escuela de la fe, palestra de valores humanos y cívicos, hogar en que la vida humana nace y se acoge generosa y responsablemente. La familia es insustituible para la serenidad personal y para la educación de sus hijos.

El mismo documento en su numeral 115 señala: agradecemos a Cristo que nos revela que “Dios es amor y vive en sí mismo un misterio personal de amor y optando por vivir en familia en medio de nosotros, la eleva a la dignidad de “Iglesia Doméstica”.

Pero para entender el presente hay que recordar el pasado, siempre decimos esa frase durante alguna reflexión. Quizás para muchos suenen nuevas estas citas del Documento de Aparecida, pero para otros es parte del crecimiento espiritual diario que se vive en las familias, es decir vivir la fe en comunidad. 

El mundo hoy, convulsionado por la pandemia, añora las celebraciones, los Sacramentos y toda actividad espiritual a la que estábamos acostumbrados, pero es precisamente donde con amor valoramos mucho más las enseñanzas del párroco, diacono, religiosa o religioso, laico, la insistencia del catequista o animador de la comunidad de formarnos y aprender. 

Panamá ha superado esta prueba con una A o un 100, cada familia se hizo eco del llamado del Papa Francisco a practicar nuestra fe desde casa y mucho más aun contar con la animación y acompañamiento desde los medios con nuestro Arzobispo José Domingo Ulloa Mendieta. Cuántos hogares utilizaron el subsidio de Semana Santa en familia, orando cada día todos juntos entorno al pequeño altar que con amor hicimos en nuestros hogares, es decir, desde nuestras Iglesias Domésticas.

Si algo nos ha dejado lo que hoy vivimos por la cuarentena, es la riqueza más grande de unirnos como familia y como cristianos, aprendiendo juntos y creciendo en la fe.

En Panamá, los católicos podemos gritar con alegría, somos “Iglesia Domestica”, primera escuela de la fe.

Continuemos como familia realizando diariamente la lectura del Evangelio, oración, meditación del Santo Rosario, adoración al Santísimo y asistir a la Eucaristía en Familia.