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Tras 38 años, frailes capuchinos se despiden de San Cristóbal, Chepo

Tras 38 años, frailes capuchinos se despiden de San Cristóbal, Chepo

Aportar a las personas, atender a quienes viven en regiones de difícil acceso, es algo que marcó la vida de los frailes que trabajaron en Chepo por 38 años.

 

Por Yoel E. González N.

Después de 38 años de estar al servicio en la parroquia San Cristóbal de Chepo, la Orden de Frailes Menores Capuchinos hizo entrega a la Arquidiócesis de Panamá de tan amada comunidad parroquial  para continuar nuevos proyectos.

La ceremonia de entrega estuvo presidida por Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, arzobispo de Panamá, y durante el evento se hizo un reconocimiento a miembros de la comunidad, quienes han estado presentes significativamente durante todos estos años. Uno de ellos es  Jorge Jiménez,  administrador parroquial.

También se le hizo un especial agradecimiento al coro “San Cristóbal de Chepo, quienes tienen presencia animando las celebraciones litúrgicas desde que llegaron los frailes capuchinos hace 38 años.

Toda la feligresía compartió este acontecimiento lleno de melancolía y por supuesto, también de agradecimiento a estos hermanos frailes que, año tras años, se esmeraron en el trabajo y la atención pastoral de tantas comunidades del sector este del país.

 

Una misión que perdurará  

Fray Gustavo Elizondo destaca que la vivencia de trabajar en esta zona de misión ha sido una riqueza inmensa para la iglesia y para los frailes, y aunque al principio fue algo difícil, concluye que ha sido el misterio más grande que Dios le ha permitido, porque a través de este trabajo pudo ver las realidades de tanta gente, los problemas cotidianos, el amor a Dios en la gente, la misericordia entre hermanos y la fe que muchos demuestran en su actuar.

Agregó que su misión y su vida se conectaron en Chepo con las comunidades,  y que en esta experiencia que tuvo, fue grato para él poder compartir con fieles dedicados a sus comunidades, que incluso dan la milla extra por servir a su iglesia y a su gente.

“El camino de la iglesia y fe es un proceso místico fascinante, donde unos vienen y otros van, cuya lección de vida es precisamente ese reencuentro, ese vivenciar fraterno que nos permite conocer cada tiempo específico, reiniciar y dar paso a nuevas experiencias donde el guía o pastor enfrentan nuevos retos y las comunidades se van adaptando a sus libritos para crecer juntos”, dijo el Fray.

 

¿Qué se llevan?

Los frailes destacan que esta región de Chepo posee una riqueza invaluable, no solo en el aspecto especial y de fe, sino también en la parte cultural y social. La fraternidad, hermandad, cooperación y compañerismo se vive en San Cristóbal de  Chepo, una zona con tanta tradición, con mucho potencial, con una fe viva y llena de gracia.

“Chepo posee montañas, zona rural, isla, costas, diversidad de ámbitos, campesinos, afro e indígenas que han marcado la vida de todos los pastores que en su momento han guiado este rebaño. Nos despedimos agradecidos con la gente y con Dios por permitirnos vivir experiencias aquí con comunidades de fe viva”, puntualizó.