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Un puente de misericordia entre Panamá y Ucrania

Un puente de misericordia entre Panamá y Ucrania

José Gwózdz svd, sacerdote del Verbo Divino hace dos años salió de Panamá, para Polonia. Hoy está destinado al servicio misionero en Ucrania viviendo la guerra al lado de este noble pueblo, con los sobresaltos que esto conlleva.

 

Por  P. José Gwózdz svd

Ucrania es un país hermoso. Aunque está bordeando mi región natal, no me di cuenta de lo fértil que es la tierra aquí y lo pintoresco que es su paisaje hasta que asumí el trabajo misionero en este país. Pero, ¿Cómo llegué aquí?

“Encomienda al Señor tu camino, confía en Él, y Él actuará” (Salmo 37), lema de mi vocación sacerdotal y misionera. Durante muchos años mis caminos misioneros transcurrieron por países de Centroamérica como: Nicaragua, Costa Rica, Panamá, así como también Roma, donde realicé estudios en la Pontificia Universidad Gregoriana de especialización en teología, que culminó con la defensa de mi tesis doctoral.

 

Los últimos veinte años

Durante todos estos años he aprendido de la vida y fe de muchas personas que viven en ciudades grandes como la ciudad de México, en la remota campiña montañosa de Los Chiles en Nicaragua.

Desde 2016 al 2022 presté servicio a la Iglesia panameña. En ciudad de Panamá, David, así como o en el pintoresco Archipiélago de Bocas del Toro. Problemas de salud me obligaron a regresar a la provincia Polaca de los Misioneros del Verbo Divino, sin embargo, mi estadía en la casa verbita fue corta.

El 24 de febrero de 2022, todo cambió, el mundo se conmocionó con la noticia del estallido de la guerra en Ucrania. Miles de personas pasaron por mi tierra natal, que se encuentra junto a la frontera con Ucrania. En poco tiempo el número de los refugiados en Polonia creció a siete millones.

A pedido de mi amigo el padre Marek Machala, director de la Pastoral Familiar y párroco de migrantes de la Arquidiócesis de Przemyśl, comencé a trabajar y a convivir con 140 ucranianos en uno de los centros que él estableció.

Fue un momento en el que, por primera vez en mi vida, pude experimentar directamente los terribles efectos de la guerra, los traumas, las heridas, el dolor y el miedo de personas inocentes que se vieron obligadas a huir para protegerse a sí mismas y a sus hijos.

 

La guerra en Ucrania ha destruido edificios, pero no la fe de sus habitantes. / EFE

 

Una decisión difícil

Al mismo tiempo, en nuestra misión en Ucrania, uno de mis cohermanos murió en un trágico accidente automovilístico y la parroquia donde trabajaba se quedó sin sacerdote. La gente local experimentó muy duro todos estos trágicos eventos. En plena guerra se quedaron solos, sin sacramentos, celebraciones conjuntas y atención pastoral.

Durante tres meses, el Provincial de la Congregación no encontró a nadie que ocupara su lugar y envió una carta común a toda la provincia polaca pidiendo un sacerdote voluntario. Ese llamado era recurrente y no me dejaba descansar. No es fácil ir a un país donde hay una guerra. Después de mucha oración y discernimiento, decidí partir para Ucrania con la certeza interior de que el Señor me enviaba allí.

El 1 de diciembre de 2022 oficialmente era párroco de tres parroquias, en Nowa Uszyca, Zamiechów y Szebutynce en la diócesis de Kamieniec-Podolski, departamento de Chmielnicki. No sabía el idioma, no podía escribir ni leer, porque Ucrania usa el alfabeto cirílico, diferente al nuestro.

 

El sufrimiento y dolor de un pueblo

Era invierno, nieve, temperatura bajaba hasta -20 grados, no había electricidad, muy a menudo día y noche, el sonido de las sirenas advertían de un ataque con misiles. Cohetes o drones volaban por encima de nosotros.

Desde que comencé mi trabajo misionero aquí, las caras reflejan el sufrimiento y dolor asociado con la guerra que los informes de los medios no transmiten.

El primer domingo de Adviento, 27 de noviembre de 2022, los obispos de Ucrania anunciaron que el comienzo del año litúrgico será el Año de la Divina Misericordia.

Este primer domingo me acerqué al altar por primera vez en nuestro templo. Decidí entonces confiar completamente a estas personas, mi nueva misión y toda la situación de Ucrania a la Divina Misericordia.

Comenzamos la adoración diaria del Santísimo Sacramento. Una hora rezando la coronilla y cantando las Horas a la Misericordia de Dios propuestas. Encomendamos al Dios misericordioso este país devastado por la crueldad de la guerra.

Un acontecimiento que también leí como respuesta al llamado de Dios a la confianza, fue la donación de las imágenes de Jesús Misericordioso y los apóstoles de la misericordia, Santa Hermana Faustina Kowalska y San Juan Pablo II que nos fueron entregados y consagrados en el Santuario de la Divina Misericordia en Cracovia.

Las imágenes llegaron el 16 de abril de 2023, precisamente el Domingo de la Divina Misericordia. Fueron recibidos muy solemnemente por toda la comunidad. Este evento fue llamado el «puente de la Divina Misericordia», indicando la conexión espiritual entre el Santuario de la Divina Misericordia en Cracovia-Łagiewniki y nuestra parroquia.

 

Un pueblo que ora y mantiene su fe firme en medio del dolor.

 

Esperanza y fe

Gracias a Dios no hay combates directos en nuestra región, pero la guerra sigue trayendo un gran sufrimiento. De la parroquia donde trabajo han muerto en combate más de cincuenta muchachos en servicio militar. Madres, esposas, hijos y familias lloran su partida.

Ha sido doloroso ver a los habitantes de mi parroquia arrodillados a la orilla del camino al pasar el féretro, con el soldado que dio la vida por su patria. Nadie sabe qué va a pasar. Sigue la esperanza y fe que un día vamos de nuevo vivir en la paz.

Aquí, al otro lado del puente de la Divina misericordia, estamos junto con todo el mundo en oración, pidiendo el don de la paz y el alivio del dolor del corazón para todos los que sufren.

Confianza y gratitud -dos sentimientos que penetran mi corazón-, a pesar de la realidad incierta en la que vivo. Veo constantemente que el Señor, a quien he confiado mi camino, invariablemente viene, guía, actúa.

 

¡Hermanos y hermanas en Panamá!

Recuerdo cuando el 2016, fue el Año de la Misericordia en toda la Iglesia, traje a la catedral de Bocas del Toro la misma imagen de Jesús misericordioso que ahora está con nosotros.

Les pido que hagamos puente de oración, un puente de misericordia entre Panamá y Ucrania. Oremos juntos por la paz y el fin de este tiempo tan doloroso para que este país devastado por la guerra se convierta en un «puerto de misericordia y de paz».