Unidos en oración por las víctimas del Sida

Unidos en oración por las víctimas del Sida

La Iglesia hace un llamado a las familias, autoridades eclesiales e instituciones para que bajemos la mirada al mundo juvenil y les ayudemos a tomar conciencia, a ser más cuidadosos y responsables con la prevención del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).

El pasado domingo 19 de mayo el mundo entero se unió en oración en la  Vigilia Internacional en Memoria de las Víctimas del Sida (Candlelight Memorial), una de las campañas más grandes y antiguas de movilización para concienciar sobre esta enfermedad.

Casa Hogar El Buen Samaritano lideró esta iniciativa en Panamá, haciendo especial enfásis en la participación de los jóvenes, ya que según las estadísticas el VIH-Sida está afectando mayormente a los adolescentes de 12 años en adelante, cuando hace 15 años atrás, la población afectada era de 24 años en adelante.

El Padre Domingo Escobar, director de la fundación hizo un llamado directo a mirar la situación de vulnerabilidad de los jóvenes y recordó las palabras del Papa Francisco: “los jóvenes son el presente y no el futuro de la sociedad”. Pero… ¿Qué esperanza podemos tener de una humanidad si nuestros jóvenes se infectan de VIH?, se cuestiona el sacerdote.

Este año, el conocido Candlelight 2019 concentró sus actividades en dos colegios del corregimiento de Juan Díaz en la ciudad capital: el IPT Juan Díaz y el colegio Elena Chávez de Pinate, en donde la comunidad realizó el tradicional encendido de velas que representa a cada una de las personas que han fallecido por VIH.

El padre Escobar insistió de la necesidad de continuar “haciendo insidencia” en el tema SIDA, pues tiene que ser permanente, recurrente tanto en el seno familiar, las iglesias y la sociedad en general, para seguir propiciando mayor formación y manejo del tema del VIH.

De manera particular, al sacerdote le preocupa la juventud. “Están manejando su vida sexual desconociendo su condición de vulnerabilidad, de ahí la importancia de que tengan información certera y programas sostenidos en educación para la prevención del VIH/Sida”, agregó.

Asimismo dijo que el acto conmemorativo es una valiosa oportunidad para promover el activismo y el diálogo comunitario, recalcando –además- la necesidad de proteger los avances que se han conseguido para acabar con el estigma hacia los enfermos de SIDA.

Una segunda oportunidad

Casa Hogar El Buen Samaritano es una obra de la Iglesia Católica que da acogida a jóvenes con VIH, sin distingo de sexo, religión u orientación sexual, carentes de recursos para afrontar su condición de vivir con la enfermedad y a quienes se les da un acompañamiento integral.

En un espacio del evento Raúl Tugrí, uno de sus residentes, contó su historia de vida para que otros jóvenes como él conozcan lo que es vivir con VIH. Muchos panameños, emigran de sus pueblos en el interior del país hacia la ciudad capital, en busca de nuevas oportunidades. Pero así como logran trabajar y estudiar, también se dejan seducir por los placeres de la vida nocturna.

De día, Raúl trabajaba en un supermercado y de noche salía a divertirse con sus supuestos amigos. Como decimos en buen panameño “donde sonaba una paila”, allí estaban festejando.

Decimos supuestos amigos porque fueron los primeros que desaparecieron apenas se enteraron de que Raúl tenía VIH.

Al recibir la noticia Raúl se sintió confundido porque no sabía mucho sobre la enfermedad. El miedo al rechazo se apoderó de él y muchas ideas lo llevaron a caer en una profunda depresión.

Lo único que esperaba era la muerte. Sin embargo, encontró una mano amiga en medio de sus dificultades. “Al principio es duro cuando uno tiene sueños y  metas por cumplir  y al descubrir la enfermedad uno se siente estancado, siente que ahí queda todo. Pero cuando llegas aquí  y cono-ces a otras personas que tienen la misma enfermedad y a otros que te atienden o que nos visitan, sin ningún tipo de rechazo, comienzas a entender que Dios te está dando una segunda oportunidad”, dijo Raúl.

Las ganas de luchar es lo que lo mantiene firme ante su situación. Estuvo un año en cama sin poder caminar, otro tiempo en sillas de ruedas y con mucho empeño ya puede caminar con bastón y así sale a llevar su testimonio a los jóvenes. 

Consciente de que los índices de VIH en la Comarca son altos, sueña con ir a su tierra a hablarle a su gente sobre la enfermedad, que tomen las precauciones necesarias y no cometan los mismos errores que él cometió en el pasado.

“Todos los días cuando me levanto, agradezco a Dios y a la Virgen por la oportunidad que me dieron, y cada vez que puedo doy mi testimonio. Oro por los sacerdotes, por los jóvenes y por el mundo entero”.

Las estadísticas hablan

Desde septiembre de 1984, cuando se reportó en el país el primer caso de Sida, hasta octubre de 2018 se han registrado 16,723 casos de Sida, 13,041 casos de VIH y un total de 11,336 defunciones.

A nivel de Centroamericana, Panamá sigue siendo uno de los países más afectados por VIH, lo que ha influenciado en la ejecución de acciones como intensificar la prevención y promoción en temas de ITS/VIH, la ampliación del acceso al tratamiento del VIH, búsqueda de VIH en las embarazadas para prevenir la transmisión materno infantil y aumento de la oferta para la realización de la prueba de VIH en áreas de poca accesibilidad, entre otras.

De acuerdo con el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), se estima que 36.7 millones de personas en el mundo viven con el VIH, y en el 2016, un millón de personas murieron por causas relacionadas con el Sida, y 1.8 millones de personas recibieron un diagnóstico nuevo del VIH.