Desde hace seis meses, las jóvenes Esmeralda y María Fernanda ayudan hacer posible el evento que reúne más peregrinos de todo el mundo.
Por Marianne Colmenárez
En la Jornada Mundial de la Juventud 2023, los voluntarios viven en primera persona el lema de este encuentro: “María se levantó y partió sin demora”, (Lc 1, 39).
Esto lo certifican las jóvenes Esmeralda Sosa de Colón y María Fernanda Camargo de Panamá. Ambas viajaron desde octubre del año pasado para colaborar con sus talentos de forma gratuita y generosa en diferentes áreas de la organización de este encuentro, que desde su primera edición en 1986 se construye con la colaboración de miles de voluntarios.
Desde Colón
Esmeralda tiene 25 años, es comunicadora social, egresada de la Universidad Santa María La Antigua y ha tenido la responsabilidad de ejercer por primera vez su carrera en esta jornada. “Me dieron la oportunidad de manejar las redes sociales en español de este gran encuentro mundial”, dijo con orgullo y agradecimiento.
Ha tenido que poner en práctica todo lo que pudo aprender de inglés y portugués, previo a la jornada.
En sintonía con lo que ha dicho el Papa Francisco, sobre la entrega a los demás, esta joven colonense asegura que Dios no se deja ganar en generosidad cuando se deja la patria, los sueños y proyectos propios para servir al prójimo.
“Estar fuera de tu país te hace crecer, salir de mi casa por un propósito como este, es poco entendible para otros ojos, pero todo ha venido con desafíos y alegrías”, expresó.
Esmeralda participó como peregrina en la JMJ del 2013 en Río de Janeiro. En el año 2019 fue voluntaria, sirvió como enlace entre la diócesis y su parroquia, Sagrada Familia de Margarita.
“El Señor sigue transformándome”
María Fernanda también tiene 25 años de edad, estudió en la USMA arquitectura y sirve como voluntaria en el departamento de logística del Comité Local de Lisboa. “Estamos organizando todos los espacios donde se va a desarrollar la JMJ, se coordinan los lugares de cada una de las actividades, festivales y donde van a dormir los peregrinos”, informó.
Manifiesta que su decisión de ser voluntaria de larga estancia vino motivada por el profundo agradecimiento que aún siente, por todo lo que recibió en su primera jornada del año 2019.
“Ese encuentro con el Papa marcó mi vida de una manera impresionante, reflexioné sobre lo que significaba la presencia de Dios y la Iglesia en mi vida. El Señor me transformó y lo seguirá haciendo; yo por mi parte le digo sí a cada uno de sus llamados, quiero ayudar a otros jóvenes que buscan como yo, encontrar a Cristo”, reiteró.
Las voluntarias se conocieron un mes antes de viajar, viven con la misma familia de acogida; de quienes han recibido muchísimo amor. Les hacen sentir como hijas consentidas, desde la hospitalidad.
Comparten que los jóvenes católicos de Portugal están trabajando unidos con alegría, ansiosos en la espera y formándose en cada encuentro. Esmeralda y María Fernanda, junto a los demás voluntarios del COL, caminaron en peregrinación durante 4 días, desde Lisboa hasta el Santuario de Nuestra Señora de Fátima.