Con una emotiva peregrinación que partió desde la parroquia Santa Ana y culminó en la Catedral Basílica Santa María la Antigua, fieles de distintas comunidades desafiaron la persistente lluvia para responder al llamado del Papa Francisco a vivir un «año de peregrinación por la esperanza».
Por Marianne Colmenárez
En el marco de la festividad de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, se dio inicio al Año Jubilar 2025 en la Arquidiócesis de Panamá. La jornada comenzó con la lectura de la bula Spes non confundit (la esperanza no defrauda) por parte del Canciller Arquidiocesano, Remigio Santana, quien destacó la invitación del Santo Padre a vivir este tiempo como una oportunidad de gracia y conversión.
La peregrinación, presidida por el arzobispo metropolitano, Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, incluyó la participación del protopresbítero Alejandro El Brihi, representante de la Iglesia Ortodoxa en Panamá, y el clero arquidiocesano.
Durante la celebración eucarística, monseñor Ulloa destacó en su homilía la importancia del Año Jubilar como un momento para reavivar la esperanza y fortalecer la fe.
Inspirado en la bula de convocación del Jubileo, aseguró que desde hoy, esta Iglesia Arquidiocesana que peregrina en Panamá, camina bajo el signo de la esperanza y en comunión con todas las Iglesias del mundo.
«Este acontecimiento nos vuelve a dar la oportunidad de un encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, que es puerta de la salvación. En un mundo lleno de dificultades, el Jubileo es un llamado a recuperar un clima de confianza, alegría y esperanza» expresó.
El arzobispo hizo un llamado a los fieles a abrir sus corazones y vivir con gestos concretos de caridad, recordando que el amor de Dios transforma vidas. También resaltó la importancia de la conversión, tanto personal como comunitaria, como medio para experimentar la misericordia divina y compartirla con los más necesitados.
La indulgencia es una gracia Jubilar que se puede ganar cumpliendo los requisitos: Confesión sacramental, comunión eucarística, oración por las intenciones del Papa, hacer obras de misericordia.
Lugares designados para las indulgencias
La Arquidiócesis de Panamá ha designado diversos templos y centros especiales donde los fieles pueden obtener las indulgencias jubilares, distribuidos estratégicamente por zonas pastorales:
- Zona Nuestra Señora del Carmen: Incluye las parroquias Santa María Madre de Dios, San Cristóbal de Chepo, Jesús Buen Pastor, Guadalupe en Capira, La Inmaculada Concepción de Pacora, Cuerpo y Sangre de Cristo en Tortí, y San Miguel en las Islas de las Perlas.
- Zona Cristo Redentor: Destaca la parroquia Cristo Redentor de San Miguelito, como punto central para esta región.
- Zona Oeste San Francisco de Paula: Se incluyen las parroquias San Francisco de Paula, San Isidro Labrador de Capira, así como las iglesias en las áreas misioneras de Capira, San Carlos, y Bejuco.
- Zona Centro Santa María La Antigua: Resaltan la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, que será un lugar especial para las peregrinaciones de enfermos y personas con discapacidad, y la Basílica Menor Don Bosco, que también acogerá a numerosos fieles.
Asimismo, se han habilitado centros especiales para quienes, debido a sus circunstancias, deseen participar del jubileo espiritual. Entre ellos se encuentran el Hogar San José (Hermanas de la Madre Teresa de Calcuta), el Hogar El Buen Samaritano, Hogar Luisa, el Centro San Juan Pablo II, y el Convento de la Visitación (para grupos de oración). Además, se incluyen hospitales y el Centro Penitenciario La Gran Joya, asegurando que la indulgencia sea accesible para todos los sectores de la comunidad.
Esta amplia red de templos y centros busca garantizar que todos los fieles puedan vivir este tiempo de gracia y renovación espiritual.
Un tiempo para la reconciliación
Monseñor Ulloa recordó que el Jubileo es una invitación a volver a Dios y sanar las heridas del corazón. “No importa lo lejos que hayamos ido; siempre encontraremos un abrazo que nos acoge y bendice”, manifestó.
El Año Jubilar se presenta como una oportunidad para que la comunidad católica viva con mayor profundidad las obras de misericordia, tanto espirituales como corporales. “No hay esperanza sin ejercicio concreto de la misericordia. El encuentro con Cristo nos impulsa a transformar nuestras comunidades” dijo.
Exhortó a los fieles a vivir la caridad con gestos humanos que, por pequeños que sean, pueden cambiar el espacio donde se encuentren.
Para Monseñor Ulloa, es relevante lo que Jesús dice en los evangelios: «El Reino de Dios se parece a un grano de mostaza o a la levadura». Aseguró que, ambos símbolos, evocan lo pequeño y lo sencillo, pero al mismo tiempo lo potente, eficaz y multiplicador; son gestos y acciones que, aunque parecen humildes, tienen un impacto significativo y generan resultados efectivos.
Con este llamado, la Arquidiócesis de Panamá invita a todos los fieles a caminar juntos en fe, esperanza y caridad durante este Año Jubilar, haciendo de cada acción un signo del amor de Dios.
25 años de la reversión del Canal de Panamá
Antes de finalizar su homilía, monseñor Ulloa destacó que los 25 años de la reversión del Canal de Panamá representan un hito histórico y la culminación de décadas de lucha por la soberanía nacional, simbolizada en momentos como el 9 de enero de 1964.
Señaló que, gracias a los Tratados Torrijos-Carter, Panamá recuperó un recurso estratégico y consolidó su derecho a decidir su destino. Además, resaltó la eficiente gestión del Canal como motor de desarrollo y llamó a los panameños a seguir trabajando unidos frente a los desafíos futuros, manteniendo este logro como orgullo nacional.