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Celebrar la Pascua en clave de sinodalidad

Celebrar la Pascua en clave de sinodalidad

Estamos en la segunda etapa de la sinodalidad, un proceso en el cual desde el principio se nos ha invitado a acoger a otros y a que nuestras iglesias sean de puertas abiertas  para recibir a desplazados, migrantes y todo el que quiera acampar en la casa de Dios.

 

Por Karla Díaz

En esta Pascua de Resurrección se vive aún más este proceso sinodal, haciendo florecer con más fuerza la semilla del amor, de la comprensión, solidaridad y entrega al otro. 

Esta entrega que inicia con la escucha. La metodología del sínodo de esta época es el diálogo espiritual, dejar que todos hablen y poder ayudarles, y es la luz del espíritu quien guía el dialogo. 

 

Caminar juntos 

Desde el día uno se nos dio una enseñanza, se nos entregaron cartillas de trabajo y se nos preguntó cómo vemos la iglesia, cómo la quisiéramos ver,  y si nos sentimos iglesia. 

Esas preguntas se llevaron a toda la iglesia universal y la secretaría del sínodo las trabajó concordando en una sola realidad… Todos quieren una Iglesia cercana, abierta y que camine con el otro. 

Y precisamente eso es el sínodo, conversar, dialogar sobre un objetivo. La Hermana Rosmery Castañeda de la Comisión del Sínodo en Panamá manifiesta que se trata de conversar y dialogar sobre un objetivo.

 

Sinodalidad es hablarle de Jesús a los más necesitados, escucharnos unos a otros.

 

“Queremos ver la Iglesia como madre, acogedora, un lugar donde lleguen todos, manchado o limpios, puros o pecadores.  Queremos ser la iglesia que Jesús quería, caminando con los apóstoles por las calles de Galilea, lo mismo, pero en Panamá que nos vean que somos amigos, hermanos, que nos amamos”, dijo 

Y en este tiempo en el que celebramos la Pascua de Resurrección seguimos en camino. Ya nos hemos reunido para conversar, y recalca la Hermana Rosmery, el método es espiritual para poder conocer cómo estamos, cuáles son los dolores de la Iglesia, los sufrimientos que llevamos y lo más importante, a través de Cristo vivo poder sanar esas heridas y llenar de alegría nuestra Iglesia. 

 

Los dolores están y hay que remediarlos 

Queremos ser una iglesia sinodal, pero nos falta un largo camino. La Hermana Rosmery señala que a veces vemos todo de manera individualista, es decir, la Iglesia soy yo y lo mío; o aquel sacerdote que no ve más allá y no le importa si los feligreses asisten o no a la misa.

Nos gusta la comodidad, según destaca la Religiosa Dominica, quien también apunta a que no se trata de ser dependiente del sacerdote, sino de que la feligresía tome iniciativas, y como Iglesia tomemos conciencia de que todos los bautizados somos responsables de la quietud de la Iglesia, de lo pasiva que está la iglesia, y eso no es cuestión del cura, sino de todos. 

 

¿Y si el padre no quiere?

La Hermana Rosmery recuerda que  el  Papa ha hecho ver que el autoritarismo está perjudicando  el dinamismo del Espíritu Santo, por lo que hace un llamado a ser una Iglesia de iguales, pues de lo contrario, los laicos se cansan de que no los dejen participar. 

Otro punto importante que se destaca en este caminar sinodal, sobre todo en este tiempo de Pascua de Resurrección es la importancia de valorar y participar bien de los grupos pastorales. 

“Los grupos pastorales no es ir a rezar el Rosario, ni a dar catequesis; la pastoral es la dinámica de la fe, se supone que yo expreso mi fe con una catequesis, yo debo aprender a salir de los muros”.

Con la Pascua que estamos viviendo debemos ser capaces de descubrir a Jesús que se hace compañero de camino, que nos habla, nos instruye, se nos revela y nos fortalece con el fuego que arde en el corazón.

Hay que abrirse…  a la iglesia le ha costado entrar en este camino sinodal,  pero está tratando de hacerlo. En la Pascua, la semilla de la solidaridad, servicio mutuo, ayuda a los más pobres y necesitados, debe dar realmente frutos de caridad eficaz.