, ,

¿Cómo darse cuenta si un abuelo es abusado física, emocional o económicamente?

¿Cómo darse cuenta si un abuelo es abusado física, emocional o económicamente?

El maltrato físico ocurre cuando alguien ocasiona algún daño corporal a la persona mayor al golpearla, empujarla o abofetearla.

 

Por Emileth Bosquez

Además del abuso físico y emocional, ¿sabe que existe el abuso económico a los adultos mayores?

También llamada por la ley en general, como violencia económica o patrimonial, consiste el prohibir a la víctima que haga uso de su dinero, limitar sus compras, ocultar documentos importantes o apropiarse de los bienes del otro.

La licenciada en enfermería con especialidad en Geriatría, Inelda González de Álvarez, explicó que este mal, en el caso de los adultos mayores, implica también el no ofrecerle un buen cuidado general al paciente.

Expuso como ejemplo que personas que cobran 120 a los 65, el responsable quien debe en teoría cuidarlo y amarlo, ese dinero para sus necesidades, se lo quita.

De esta situación, el familiar que cobra es muy conscientes de lo que están haciendo, y maquilla la situación para que no se note, el abuso que comete. Ese día que corresponde el cobro, el paciente es aseado y le dan cariño, afecto, que a diferencia de los otros días, no se le manifiesta.

Reconoció que, estadísticamente, esta situación no se puede cuantificar, pues la comunidad lo ve y comenta, pero no hace nada por miedo a la represalia de los abusadores.

La profesional de la salud que forma parte del programa destacó que también hay otros tipos de abuso como el emocional y el físico.

 

Indicó que cuando el adulto mayor es abusado físicamente o emocionalmente; el mismo se reconoce porque se muestra retraído, intranquilo o ansioso, y al ver a su agresor tiene miedo.

 

González forma parte del Sistema de Atención Domiciliaria Integral (SADI), que labora en la Policlínica San Juan de Dios de la Caja de Seguro Social, la cual está ubicada en el distrito de Natá, Coclé.

La especialista, en atención a la población geriatra, recordó a quienes están  en el cuidado de personas en la época que deben vivir su edad dorada, la importancia de honrarlos y amarlos.

«Nosotros, como jóvenes y adultos, tenemos que enaltecer y cuidar al adulto mayor, ya que en su momento ellos lo hicieron por nosotros, por lo que ahora nos toca hacerlo por ellos», expresó la enfermera.

Resaltó la importancia de estar atentos a signos que presentan algunos adultos mayores, como moretones o heridas en la piel, lo que da indicios de que puede estar siendo maltratado.

 

Acompañamiento en salud

Por Diamar Díaz Nieto

El procurar espacios para que permitan llevar la salud a personas, que por su condición no pueden trasladarse fácilmente hacia una policlínica o centro de salud, fue fundamental para los religiosos mercedarios que rigen la parroquia Nuestra Señora de Fátima, ubicada en El Chorrillo, ofrecieran uno de sus espacios, para la realización de una feria de salud, organizada por el equipo multidisciplinario del SADI de la Policlínica Presidente Remón (PPR).

Atención al adulto mayor.

 

Desde horas tempranas, cuidadores, bajaban desde los edificios aledaños, a sus familiares, la mayoría adulto mayores a recibir diversas atenciones de diversas disciplinas, entre ellas laboratorio, psiquiatría,  nutrición, trabajo social, fisioterapia, odontología, fonoaudiología y enfermería, que realizó vacunaciones, y medicina general, que efectuó controles médicos para conocer los estados de salud.

La doctora Imelda Berguido, coordinadora del SADI de la PPR, informó que se atendieron personas con secuelas por accidentes cerebro-vasculares, epilepsia, alzhéimer, parkinson, paraplejias por heridas de arma de fuego, diabetes melitus, senilidad, hipertensión arterial o parálisis cerebral infantil.

El amor y el cuidado tanto de especialistas como de los cuidadores se respiraba en el espacio donde se hizo la actividad, la cancha de la escuela Nuestra Señora de la Merced, a quienes se le prodigaron todas las atenciones para que el paciente pueda tener la mejor calidad de vida, viendo en cada cara sufriente, el rostro de Jesús.